«debieron haberme advertido» la carta de una madre revela la verdad sobre tener al primer hijo

Cuando la escritora Jenny Studenroth Gerson -La bloggera detrás del blog «Nacida para ser una novia» quedó embarazada, todo el mundo quiso «advertirle» dándole los típicos panoramas sobre la falta de sueño venidera y los estragos que haría el embarazo en su cuerpo. Los amigos de Jenny la prepararon de manera concienzuda para el desastre que vendría junto con el próximo capítulo en su vida.

Justo como la mamá que escribió una carta titulada » Queridos amigos solteros, el matrimonio no apesta», después de las constantes «advertencias» sobre las cosas malas de ser una esposa, Jennny deseaba que sus lectores supieran que tales consejos no eran realmente de mucha ayuda… por que no la prepararon para la mayor sorpresa: La felicidad absoluta que experimentaría criando a su recién nacida.

Mira sus hermosas palabras:

 

«Debieron advertirme….


Cuando estaba embrazada, todo el mundo estaba empeñado en advertirme sobre lo que vendría después.  Pasé mucho del tiempo de esos diez meses (por que admitámoslo, algunos embarazos son de diez meses, no de nueve) absolutamente aterrorizada. La advertencias fluían a mí desde todos los ángulos -En las cajas del supermercado, en la calle mientras descansaba de una caminata, en las clases de yoga….advertencias y más advertencias era todo lo que yo escuchaba-Desde el tremendo e impensable dolor de parto hasta el hecho de que jamás recuperaría mi figura despúes de eso.

Algunas veces me sentía prisionera de un camino en el que no quería estar, tratando de forzarme a mí misma a disfrutar de algún pequeño lujo independientemente de mi talla e incomodidad, por que al parecer, todas mis pequeñas alegrías estaban por desaparecer muy pronto.

Jenny luciendo su embarazo

 

«Disfruta a tu esposo ahora; estarás tan ocupada y consumida por tu bebé que no podrás pasar nada de tiempo con él cuando finalmente nazca» » Invierte en un lindo traje de baño de una sola pieza para el siguiente verano, tu cuerpo nunca será el mismo», o PEOR, una de mis doctoras me dijo, cuando le expresé mi preocupación de mantenerme sexy para mi marido: «perderás el peso esta vez, pero la segunda vez, !olvídalo!. Pero no te preocupes, estarás tan cansada que no te importará gran cosa.»

!!!Yuppi!!…?

Y aquí tienen mi favorita: «duerme todo lo que puedas ahora que todavía puedes» (y su advertencia hermana) «Disfruta de lo silencioso que es todo ahora» «Hazte manicura, no volverás a tener tiempo para cuidar de ti misma en mucho tiempo», «Nunca tendrás tiempo de ducharte»….

Pero con todas estas atemorizantes advertencias que me hacían sentir como si el fin del mundo estuviera por llegar, olvidaron advertirme lo que REALMENTE estaba por delante.

Cargando a su bebé recién nacido

Debieron advertirme que después de todas esas horas de labor de parto (la mitad de las cuales pasé con una epidural, lo que hizo las cosas totalmente manejables), la primera vez que vi su rostro mi corazón salí precipitadamente de mi pecho y rebotó por todos lados.

Debieron haberme advertido que llorar de felicidad de hecho se puede, y es algo que no puedes controlar cuando eres mamá y sostienes a tu bebé en los brazos por primera vez. Sería bueno que tuvieran también estas advertencias a la mano de vez en cuando, y no olvidar aquellas sobre el delineador a prueba de agua.

Debieron de advertirme que amaría a mi esposo todavía más por el simple hecho de ser el padre e mi pedacito de cielo, tanto, que no recordaría cómo era amarlo antes de eso. Que tendríamos peleas y discusiones muchas veces, pero que también encontraríamos nuevas formas de pasar tiempo juntos, como salir a dar vueltas en el auto para que el bebé se duerma por fin. Que inventaríamos un montón de sobrenombres tontos y no pararíamos de reír con ellos. Que él finalmente aprendería a asegurarse de que siempre haya vino en la casa para mí y que esa sería una de las cosas más románticas del mundo. Que lo escucharía desde la otra recámara cambiando el pañal de nuestra hija y diciendo «Soy PAPÁ…PA-PÁ… !dí papá primero!».

Y que mi corazón se derretiría una y otra vez todo el tiempo.

Jenny y su esposo nunca se han sentido tan unidos

Debieron haberme advertido que alimentándome sanamente y en las porciones adecuadas crearía la suficiente leche materna que mi hija necesita para crecer Que no necesitaría alimentarla con otras cosas en absoluto. Que escuchar en la cita con el pediatra, dos semanas después, que había ganado suficiente peso, todo de la alimentación que le daba con mi cuerpo, me haría la mujer más orgullosa del mundo. Que el peso que ahora me obsesionaba era el de ella, y que todo se trataba de salud. Que mi cuerpo entraría de nuevo en mis jeans en sólo seis semanas, pero que estaría demasiado cómoda en leggings para molestarme en ponerme cualquier otra cosa. Y que mi esposo me diría que soy sexy muy seguido y con plena convicción.

Debieron haberme advertido que a pasar de estar exhausta, levantarme a la mitad de la noche para cuidar de sus necesidades sería lo más satisfactorio que hubiera hecho.

Que cuando sólo fuéramos las dos despiertas a las cuatro de la mañana, yo acariciaría la quietud más dulce del mundo. Con mi gatito a mis pies y mi bebé alimentándose en mi pecho… y lloraría por que esos días no son para siempre.

Debieron haberme advertido que verla crecer hasta dejar atrás su ropa de recién nacida me rompería el corazón. Que algunas veces, simplemente me quedaría mirándola por horas, sin importarme el trabajo pendiente.  Que sus pequeños llantos y sus gritos no me harían enojar, pero me harían reaccionar de inmediato. Que cuando la calmara y la confortara, me sentiría como una estrella de rock.

Que de hecho, sí dormiría. Tal vez no cada noche y tal vez no demasiadas horas de una vez. Pero que mi principal preocupación sobre dormir sería que cada vez que ella se durmiera en mi pecho, estaría preocupada de que fuera la última vez. Que cuidar a una recién nacida se convertiría en un trabajo de tiempo completo, y en le mejor que he tenido en mi vida.

Tener a tu primer hijo no tiene por que ser un desastre

Debieron haberme advertido que de hecho sí podría ir a hacerme la manicura. Pero que estaría texteando histéricamente a su padre por que la extraño. Que agarraría una revista descontinuada y lloraría sobre la columna de moda. Muy relajantes…estas manicuras post parto.

La maternidad puede convertirse en una hermosa aventura

Debieron haberme advertido que convertirme en madre cambiaría absolutamente todo. Pero que nunca querría regresar a visitar a la vieja versión de mí misma, ni por un segundo.

Debieron de haberme advertido que mi vida estaba por volverse tan completa y hermosa y satisfactoria, que miraría para atrás y diría «pobre de mí, aún no la conocía»

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