20 cosas que aprendí después de perder a uno de mis padres cuando era muy joven

No existe mayor tragedia personal que la muerte de un ser amado. Cuando alguien fallece inesperadamente, eso inevitablemente impacta a la familia cercana del difunto.

En la letra de abajo, la estudiante universitaria Alissa Adams nos comparte qué ha aprendido desde que perdió a su madre, hace un año.

Mira sus hermosas y conmovedoras palabras:

“Hoy, hace un año, mi mundo entero se conmocionó con la noticia de que mi madre había muerto. Algo tan traumático cambia completamente la persona que eres y la perspectiva con la que ves el mundo. Yo sólo tenía 21 años, y dos hermanas menores, ahora huérfanas. Forzadas a continuar por la vida sin la experiencia de tener a su madre.  Fue un año de sentir plomo en el estómago, y de un tremendo dolor en el corazón. Un año que no quisiera volver a experimentar nunca. Pero, gracias a esta experiencia, he obtenido algunas enseñanzas difíciles que creo que me acompañarán y me sostendrán durante toda mi vida.

1: Muchos adultos que han perdido recientemente a sus padres te dicen que saben por lo que estás pasando. De hecho no lo saben.

Nada me ha hecho enojar tanto como cuando un montón de adultos ya grandes me dicen que entienden completamente por lo que estoy pasando. Y que están allí para mí. Pero los padres de estas personas vivieron el tiempo suficientes para verlas crecer, para asistir a sus bodas y para tener nietos.

Mi madre se perdió la boda de mi hermana. No asistió a mi graduación universitaria, ni pudo ayudar a mi hermana menor a superar el bachillerato, mucho menos verla graduarse.

Así que, por favor no comparen la situación. No tienen idea de por lo que estoy pasando. Aprendí que decir este tipo de cosas simplemente demuestra simpatía, y la simpatía está llena de buenas intensiones y todo eso, pero hacerlo demuestra mucha ignorancia.  Lo que me lleva a mi siguiente punto…

2: Las personas que no han pasado por esto símplemente no pueden entenderlo. Y no es su culpa.

Al principio, pasé meses  amargándome por que la gente simplemente no podía comprender lo mal que me sentía. No podían empatizar o entender por lo que yo estaba pasando. Lo que sentía, lo que necesitaba. Sin importar lo mucho que trataran.

Pero entonces me di cuenta de que no era culpa de los demás.  Y que debería sentirme feliz de que de hecho, nunca hubieran pasado por una situación similar. Sin importar lo difícil que fuera para mí aceptarlo. Nunca le desearía esta experiencia a absolutamente nadie, y estoy agradecida de que muchas personas de mi edad y de la edad de mis hermanas, no tuvieran que experimentar este tipo de dolor.

3: Las personas realmente usan muchas frases prefabricadas para el pésame

En este tipo de situaciones todo mundo dice cosas como “Está en un lugar mejor”, “Te están mirando desde el cielo”, etc. Y de verdad, apesta. Es lo último que quieres escuchar. No me digan que está en un lugar mejor,  porque si fuera un lugar mejor estarían aquí con migo y mi familia.

No quiero que me digan que están flotando sobre mí, porque simplemente no es lo mismo que tenerlos enfrente, escuchando su voz o su risa.

Sé que las personas tienen las mejores intensiones cuando dicen este tipo de cosas, pero en realidad sólo consiguen que a uno le duela más.

4: Odio a las personas que se quejan conmigo de sus padres, por que al menos ellos aún los tienen.

No puedo hacer suficiente énfasis en lo mucho que odio esto. En lo mucho que me hace retorcer el estómago y que mi corazón duela. Yo daría cualquier cosa para tener a mi mamá gritándome, o pedirle que me preste un par de dólares.  Yo daría lo que fuera para que mi madre me diera un disgusto de nuevo, o quisiera pasar tiempo conmigo en lugar de que saliera con mis amigos.

Cuando la gente se queja conmigo sobre sus padres, me enoja mucho que no puedan apreciar el amor y el cuidado que sus padres de hecho les están dando.  No están apreciando el hecho de que ellos aún los tienen a su lado y deben agradecer por eso.

Yo daría cualquier cosa por cambiar de lugar con ellos. Y jamás podré simpatizar con sus quejas.

5: Aprendes quién es honesto

A pesar de que las personas a veces hacen o dicen las cosas incorrectas, aprendes quien realmente se preocupa por ti y quién realmente estará allí. Dicen que la tragedia siempre te demuestra quiénes son tus verdaderos amigos. Y esto no podría ser más verdadero en una situación así.  Muchas personas no pueden manejar la dificultad de estar cerca de alguien en duelo, y terminan alejándose de ti. Déjalos. No son lo suficientemente buenos para estar en tu vida si no pueden hallar la fortaleza que se necesita para quedarse a tu lado y apoyarte.

Es difícil de aceptar,  porque es un momento en el que necesita todo el amor y el apoyo que puedas obtener. Pero con el tiempo aprendes que fue lo mejor que te pudo haber pasado.

6: Los días festivos y los eventos importantes nunca volverán a ser lo mismo

Las festividades pueden ser un momento difícil para cualquiera. Pero la experiencia de perder a un ser amado cambia su significado para siempre.  No solamente son las tradiciones que compartías con tus padres, también es el vacío que deja su ausencia. Ahora, siempre te preguntarás cómo habrían sido las cosas si estuvieran allí. Y siempre desearás que egresen.

Las festividades ahora estarán cargadas de nostalgia, un sentimiento de vacío que nunca podrá llenarse. También provoca que los recuerdos de las festividades y tradiciones del pasado salgan a la superficie y abran de nuevo la herida. Te recuerdan que harías lo que fuera para tenerlos de vuelta. Las personas a tu alrededor están llenas del entusiasmo de las fiestas, sin darse cuenta de que tu familia está pasando un gran dolor.

7: Está bien no estar bien

He pasado por mi justa dosis de obstáculos en la vida. Pero siempre mantengo el mantra de que las cosas están bien. De cualquier forma, cuando mi madre murió, no pude mantener más esa postura.  Yo no podía estar bien, sin importar lo mucho que lo intentara. Aprendí a aceptar eso. Aprendí que está bien admitir que estaba sufriendo.  Aprendí la manera correcta de expresarles esto a las personas sin hacer que se sintieran juzgadas.

Una lección que no fue fácil.

8: Está bien poner primero tus necesidades

Después de experimentar esta pérdida, este dolor, te conviertes en una persona incapaz de ofrecer gran cosa.  Comienzas a darte cuenta de que no puedes ser una persona tolerante y desinteresada con los demás. Porque estás usando toda tu energía para poder sobrellevar el día.

Tienes que aprender a entender, y aceptar que debes de cuidar de ti mismo, antes de que puedas ofrecerle nada a otra persona.

9: Algunas veces necesitas un empujón

Sin importar qué tan duro estrés intentando pasar por esto, van a existir días malos en los que simplemente no puedas  hacerlo solo.  Algunas veces necesitas un amigo para motivarte a estudiar para ese examen o para presentarte a clase.  A veces necesitas que alguien te saque de la cama, y te ayude con la motivación y la fuerza que necesitas para enfrentar el día.

Y eso está bien. Aprecia a las personas en tu vida que reconocen cuando necesitas una empujón y te lo dan. Sin importar lo mucho que eso te moleste en el momento.

10: Los lazos con los seres amados se vuelven más fuertes

Nadie más entiende por lo que estás pasando.  Lo que significa que la gente que lo entiende se vuelve mucho más importante.  Son las únicas personas en el mundo qué entienden tu pérdida,  y el peso que ahora debes cargar contigo.

No sólo eso.  Ahora también entiendes lo sencillo que puede ser perder a alguien porque ya perdiste a un ser amado.  Eso te hace apreciar a las personas más que nunca,  y hace que quieras aferrarte a ellos con más fuerza.  Las pérdidas demuestran que tan importantes son las personas en tu vida..

11: vas a preocuparte por todo, todo el tiempo

La vida ahora te ha enseñado que puedes perder a alguien en un parpadeo.  Esto hace que te vuelvas paranoico sobre las cosas que les pueden suceder a sus seres cercanos.  Cuando se supone que alguien debe a llegar a cierta hora y no llega,  comienzas a preocuparte.  Cuando alguien no contesta el teléfono,  te preocupas.  Instantáneamente comienzas a pensar en los peores escenarios.  Y en todo lo que pudo haber salido mal,  y sientes un gran alivio cuando te das cuenta que la persona  está bien.

Sabes que te preocupas más de la cuenta y en el fondo entiendes que probablemente estén bien.  Pero simplemente no puedes detenerlo.  Ahora sabes que siempre existe el riesgo de perder a alguien.  Tus seres cercanos probablemente  piensen  qué estás  asfixiándolos,  pero al menos saben que te preocupas por ellos.

12: Comienzas a volverte más cariñoso y apegado

No quieres perder a ninguna persona que siga en tu vida,  así que te vuelves mucho más cercano a ellos.  Quieres mostrarle lo mucho que significa para ti y se lo recuerdas todo el tiempo.

No puedo explicar el sentimiento a menos que lo hayas experimentado,  pero una vez que lo haces,  necesitas atar con fuerza a las personas a tu alrededor.  Asegurarte de que saben que las amas.  Te hace necesitar el afecto y atención de esas personas para ayudarte a sanar la pérdida.  Para ayudarte a recordar que todavía quedan personas en tu vida que son importantes y que se preocupa por ti.  Que existen razones para seguir viviendo.

13: Te hace elegir tus palabras con más cuidado

Ahora sabes lo importante que son las últimas palabras.  Sin importar que las últimas palabras que le dijiste a tus padres hayan sido buenas o malas, entiendes el peso que conllevan.  Te hace más consciente de cómo le estás hablando a tus seres queridos.  Te hace decir te amo antes de decir adiós no importa lo enojado que te encuentres. Porque les puedes hablar,  quieres estar segura de que saben que los amas.  Quieres que sepan siempre que son importantes en tu vida.  Quieres asegurarte de decirles todo el tiempo lo mucho que significan y qué los necesitas y los aprecias.  Aunque te encuentres enojado o lejos o no puedan recibir tus palabras. Es un pequeño y doloroso recordatorio que estará siempre en tu cabeza recordándote lo importante es que son las palabras.

14: Aprendes a no perder el tiempo

Ahora sabes que la vida no es para siempre.  Que el tiempo siempre está corriendo.  Te enseña que no tienes absolutamente nada más de lo que mereces,  y a nunca desperdiciar el tiempo.  Te hace más honesto y sincero con las personas porque entiendes que no hay ninguna razón válida para gastar el tiempo de alguien más.

Has perdido algo increíblemente importante,  lo que significa que nunca más vas a conformarte con absolutamente nada menos de lo que te mereces.  Ahora sabes lo importantes que son el tiempo y tu vida,  y no estás dispuesto a gastarlos en algo que no valga la pena.

15: Vives la vida con más intensidad

Porque entiendes lo rápido que puede desaparecer. Después de perder a uno de tus padres,  te sientes a pensar en todas laS oportunidades que tuviste y perdiste de estar con ellos.  Ahora darías cualquier cosa por un paseo más,  por otra tarde en familia,  o simplemente por un abrazo.  Esto te hace más propenso aceptar pasar tiempo con otras personas porque tal vez nunca tengas otra oportunidad.

Comienzas a darte cuenta de lo importante qué es el tiempo que le dedicas a las personas que amas. Que estos momentos son los que verdaderamente hacen que tu vida valga la pena.  Comienzas a buscar cualquier cosa que vuelva a llenarte de significado y que pueda llenar ese vacío inmenso que tienes en el pecho.  Quieres experimentar un montón de cosas que tus padres probablemente se perdieron.  Quieres hacer que su ausencia valga la pena.

16: Aprendes a dejar que la culpa se vaya

Toma más de lo que te has imaginado y no es una tarea sencilla. Tienes que constantemente,  tomar la decisión de dejarla ir.  Una y otra vez. Pero no siempre tomas esa decisión.

Aprendes a dejar ir la culpa.  Aprendes a darte cuenta de que las cosas que pudiste haber hecho diferente ahora no pueden ayudarte.  No puedes cambiar nada de lo que pasó. Así que tienes que aceptarlo.  No importa cuántas veces tengas que hacerlo.  Aprendes a seguir adelante y a vivir con eso.  A vivir con la experiencia de la pérdida,  y con la manera en que las cosas acabaron.  Aprendes a aceptar que no fue tu culpa.  Aprendes a dejar de odiarte a ti mismo,  no importa lo duro que sea.

17: El mundo se vuelve completamente negativo y debes aprender a cambiarlo

Después de perder a alguien tan importante,  te vuelves amargo y  resentido con el mundo por quitártelo o robártelo.  Y puedes permanecer así por mucho tiempo.

Te vuelves muy pesimista del futuro. Tienes que aprender a dejar ir la amargura.  Tienes que obligarte a ti mismo a pensar positivo,  a no estar todo el tiempo preocupado y pensando en los peores escenarios.  Tienes que aprender que haber tenido esta experiencia no significa que no vas a volver a ser feliz.  Te das cuenta que tu padre fallecido jamás hubiera querido que tuvieras que pasar el resto de tu vida con esta carga.  Que hubieran deseado que fueras feliz.  Así que tienes que aprender a cambiar la manera en la que ves la vida

18: Aprendes que eres fuerte

Tal vez nunca te hubieras imaginado que esto iba a pasarte a ti.  Mucho menos pensar que iba a pasar de esta manera,  sin embargo aquí estás y lo lograste.  Y después de pasar por algo así te das cuenta de que nada va a poder detenerte nunca.  Porque ningún otro obstáculo de la vida va a superar esta tragedia.  Una vez que pasas por esto te das cuenta de que puedes sobrevivir literalmente cualquier cosa que la vida te ponga por delante.  Comienzas a darte cuenta de tu fuerza.  Aprendes a comenzar a amarte a ti mismo de nuevo,  en lugar de culparte.  Aprendes a apreciar las buenas cosas  de ti mismo y la importancia del amor propio.

19: Aprecias a tus padres más que nunca

Dicen que la muerte distorsiona la memoria,  porque comienzas a glorificar a la persona difunta.  Pero no estoy de acuerdo.  Más bien creo que la muerte hace que se borren los aspectos negativos de la persona,  porque te  das cuenta de que no importan más.  Te das cuenta de que lo que estaba en su corazón era lo que realmente importaba. De las partes de ti mismo que vienen de ellos.  Entiendes cuáles fueron los valores y los ideales que te inculcaron. Dejas ir las malas memorias y los malos recuerdos porque al final no tiene ningún valor.  Sólo recuerdas a la persona que verdaderamente era,  y al final del día eran tus padres y nadie en el mundo podrá reemplazarlos jamás

20: No des nada por sentado

Esto fue lo primero que aprendí.  Nunca des por sentada  la presencia de una persona,  experiencia,  memoria,   o momento en tu vida.  Todo lo que tienes en este instante puedes perderlo en un momento sin ninguna advertencia.  Aprendes a apreciar todas las pequeñas cosas buenas en tu vida.  Y a despreciar un poco las malas porque no son nada comparadas con lo afortunado que eres.  Has aprendido lo que es importante en la vida y lo que no.  Tu sentido de la vida ha cambiado para siempre.

Ha pasado un año desde que la perdí.  Un año terrible y descorazonador.  No ha pasado un solo día en el que no piense en ella o la extrañe. Esta experiencia me ha cambiado desde el corazón. Ha cambiado la forma en la que me veo a mí misma.  La forma en la que veo la vida y la forma en la que interactúo con otras personas.  Por el resto de mi vida cargaré el peso de esta tragedia junto con las enseñanzas que obtuve de ella.”

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