Como padre, estoy perdiendo la paciencia y el interés por muchas cosas. Siempre estoy corto de tiempo y energía. Campamentos de verano, citas con el dentista y un montón de libros de texto que hay que pagar están sangrando mi cartera. Y ni mencionar la constante falta de sueño. De hecho, paso más tiempo pensando en dormir que durmiendo.
Simplemente nunca parece haber suficiente tiempo, energía, dinero ni horas de sueño.
Lo mismo aplica para las cosas que te importan. Créanme, hay una cantidad limitada de cosas por las cuales una persona puede preocuparse y ocuparse. Como pares, los hijos se llevan la mayor parte de estas cosas, lo que significa que tenemos que ser muy selectivos acerca del resto de las cosas que van a importarnos. Si no las distribuimos adecuadamente, antes de que pase mucho tiempo nos encontraremos a nosotros mismos sin un mínimo de energía y desesperados hasta el absurdo por que, evidentemente, todas esas ridiculeces a las que hemos decidido darle importancia han salido mal. Muy mal.
En cualquier caso, cada cierto tiempo debemos hacer un análisis y realizar algunos ajustes en nuestro presupuesto de interés por ciertas cosas. Necesitamos recordarnos a nosotros mismos que es necesario deshacerse de preocupaciones que realmente no son trascendentes, par que podamos enfocarnos en las que sí lo son.
Aquí les dejo veinte ejemplos de cosas que ya no me importan un c!#”$o.
1. Que mi hijo se coma tres bocados de zanahoria para cenar antes de decidir que ya está satisfecho.
Gasté aproximadamente 43 minutos preparando una merienda bien balanceada de nuggets de pollo en forma de dinosaurio (Nuggets de pollo que mi hijo TIENE que tener), cereales y zanahorias baby. Así que decidí no gastar un disgusto más en lo que sea que mis hijos se coman o no se coman.
2. Mi hijo pidiendo algo de comer noventa segundos después de la cena porque “se encuentra completamente hambriento”
¿Tal vez quieras una cuarta zanahoria, dulce criatura?
3. Fotos en redes sociales
Veo las fotografías de tus adorables retoños sonriéndome desde instagram, pero sospecho que dos segundos antes uno de los niños tenía su dedo en la nariz, el otro intentaba morder la oreja de su hermano y tú estabas vociferando algo como “!Por el amor de dios! ¿No podemos tener ni una soto familiar decente?” Antes de que la cámara por fin lograra captar un momento en el que se vieran medianamente civilizados. Inmediatamente después, uno de los niños comenzaría a llorar y el otro se bajaría los pantalones para hacer pis en el suelo. Y ti saldrías de la habitación para conseguir un vado de vino antes de editar la foto con un filtro de instagram. Descuida, aunque sé que ese es el escenario real de las fotos de tus hijos, aún siguen viéndose lindos.
4. Estupideces de cualquier tipo
Generalmente intento darles a las personas el beneficio de la duda, asumiendo que tienen buenas intenciones, y dejo pasar sus idioteces. Pero algunas veces deber mandarlos al demonio. La vida es muy corta como para aguantar las estupideces de los demás.
5. Tiempo de calidad con electrónicos
Sí, sé perfectamente que “debería” limitar el tiempo que mis hijos pasan enfrene de una pantalla de televisión, o de un videojuego o de una Tablet o lo que sea. Pero también sé que algunas veces debo darse a esos “debería” un pase de ida a la tierra del “no me importa”. Y hacer lo que sea necesario para mantener mi salud mental. Lo que significa dejar que pasen horas jugando plantas vs zombies.
6. Ser amable todo el tiempo
Hay una gran diferencia entre ser buena onda y ser amable. Algunas veces se juntan, pero algunas veces, para ser amable contigo mismo, tienes que decirle adiós a ser “buen onda” y dejar que tu bruja maldita interior tome el control. Porque, enfrentémoslo, las brujas malditas son buenas resolviendo problemas.
7. Lo que sea que decidan ponerse mis hijos
Quiero decir, que si logran ponerse un conjunto por ellos mismos en la mañana y está razonablemente limpio, me da igual que sea una playera de rayas amarillas con un traje de baño azul. Prefiero guardar mi dosis de preocupación para que se laven los dientes por la noche.
8. Lo que yo me ponga
Algunas veces me pongo unos lindos pantalones de mezclilla y tacones. Algunas veces me pongo un sweater y una gorra de baseball. La mayoría de las veces me pongo ropa deportiva porque es lo más cómodo. Para el final del día lo que sea que me haya puesto tendrá cátsup, mocos y cosas misteriosas embarradas.
9. Horarios
Los padres tienen demasiadas cosas que hacer. Demasiadas. Es parte de tener hijos. Además, una de las mejores cosas de hacerse mayor es dares cuenta que todas las personas que conoces están en cama a las 10 de la noche los sábados. O al menos eso desearían.
10. Celulitis y estrías
Soy una mujer de cierta edad. Tengo hijos. Tengo celulitis y estrías. Fin de la historia. .
11. Que mi casa no se vea en absolute como las de los programas de Home And Health
Tengo mascotas. Tengo hijos. Es por eso que no puedo tener cosas bonitos. Punto.
12. Tendencias de moda
Ya se trate de moda, música o lo que sea. Realmente no estoy al día. Recientemente tuve que googlear un meme por que no lo entendía. Y sigo sin entenderlo. Afortunadamente, sí sé lo que significa: Me importa una m#$%$&.
13. Rechazar invitaciones de mis amigos
Algunas veces (la mayoría), sólo deseas quedarte en casa con tu pijama y tus pantuflas.
14. Dejar a los niños en casa
Y algunas veces, necesitas contratar una niñera de confianza e irte a bailar por allí.
15. Planear el itinerario diario de mis hijos
Un poco de aburrimiento no lastima a nadie. De hecho, Albert Eintein solía decir que el aburrimiento es la cuna de algunas ideas verdaderamente interesantes. ¿No era él? En fin, debió de haberlo dicho, porque sería un argumento muy bueno para no tener que encargarse todo el tiempo de que los hijos estén entretenidos.
16. Terminar todas las cosas de lalista
Algunas veces tienes que romper la lista de pendiente y sentarte a comer galletas en el sofá.
17. Tener opiniones distintas sobre la parentalidad
La parentalidad es la caja de petri de las opiniones. Y ya sabes lo que dicen de las opiniones. Las opiniones son como la diarrea. Todo mundo las tiene de vez en cuando y son muy incómodas.
18. Comparaciones
He gastado demasiado interés en mi vida preguntándome cómo me comparo con otros padres. Concentrándome en lo bastante mejores que parecen ser todos y creando en mi cabeza la vida perfecta de Barbie que se basa en el criterio de la perfección. Pero nadie puede competir con eso. Simplemente porque no existe.
19. Preocuparme de que mis hijos sean extraordinarios estudiantes, atletas o artistas.
Lo extraordinario toma tiempo y esfuerzo. Como diez mil horas al día de esfuerzo. Seamos honestos, estoy demasiado agotada para pasar diez mil horas al día en absolutamente nada. Prefiero mil veces centrar mis preocupaciones en criar hijos buenos y amables, incluso si significa que van a reprobar materias de vez en cuando. Porque simplemente criar hijos buenos y amables ya es algo bastante extraordinario.
20. Tener todas mis cosas en orden
Solía pensar que los adultos lo tenían todo resuelto. Que tenían todas las respuestas. Entonces me di cuenta de que nadie tiene todas las respuestas. Y de que la mayoría de las personas simplemente andan por allí pretendiendo todo el tiempo. Todos estamos jugando.
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