Recientemente leí un artículo que me dejó inquieta, triste y confundida. Y, sorprendentemente, el artículo no tenía nada que ver con Donald Trump siendo un absoluto idiota misógino. No. Este artículo se trataba sobre que no deberíamos considerar la parentalidad de las mascotas como una verdadera “parentalidad”. El artículo, que quizá hayas leído, se titulaba “Las mascotas no son niños, así que deja de llamarlas así”. Como una orgullosa mamá de varios perros, estoy absolutamente en desacuerdo.
1.Ese fuerte sentimiento.
De acuerdo. En primer lugar, no sé de nadie que pueda mirar a los ojos llenos de amor incondicional de un leal canino, y cuidar de él de todas las maneras posibles hasta el día de su muerte, y pueda definir ese hermoso lazo como algo menos que una relación padre e hijo.
2. Sabemos que hay una diferencia entre los perros y las personas.
No es como que los padres de perros y gatos realmente piensen que sus perros son niños humanos. Tampoco estamos ayudando a nuestros perros a hacer la tarea cada noche. No estamos ahorrando dinero para que nuestros perros asistan a la universidad. Y no estamos preocupados de lo complicado que va a ser enseñarles a manejar un auto. De cualquier forma, admitimos que si fuera posible, sería grandioso.
3. Puede que no los hayamos parido, pero eso no nos descalifica como madres.
Si no soy la mama de un perro simplemente opr que no lo cargué el vientre por nueve meses, ¿Qué hay de las devotas y amorosas madres que han adoptado a sus hijos? ¿Qué hay de los padres?
4. Aquí está lo que la palabra “padre” significa en realidad:
Cuando busqué en Google la definición de “padre”, encontré distintos significados. Y este es uno de ellos: “ser o actuar como el padre de”. Así que este no es un término exclusivamente aplicable a humanos que crían humanos. Y tampoco es exclusivo de los humanos que procrean otros humanos.
5. Aquí está lo que los padres de mascotas de hecho hacemos por ellas
El artículo decía “Cuando las personas se llaman a sí mismas “padres de mascotas”, no sólo lo dicen en una forma juguetona. Ellos realmente creen que están ejerciendo algún tipo de parentalidad!”. Bueno, sí, de hecho sí lo hacemos.
Alimento a mi perro tres veces al día. Cuando necesita salir a hacer sus necesidades, me mira con esos enormes ojos y espera a que lo saque un rato. SI tiene diarrea, me encargo de limpiar el desastre. Cuando está enfermo o lastimado, yo pago la cuenta médica. También le doy medicamentos y confort para asegurarme de que mejore. Cuando lo llevé conmigo a un viaje por carretera el año pasado, le compré un abrigo para perros para que no pasara frió en la nueve. Por favor dime que eso no me califica como su madre.
6. Tenemos absoluto respeto a todos los padres
Y déjenme ser claros. Las madres y padres de perros no se refieren a sí mismos como “padres” como una manera de faltarle al respeto a los padres de niños humanos. Si algo es, es una especie de tributo. Sabemos que su trabajo es más pesado. Sabemos que tienen muchas más responsabilidades de las que tenemos nosotros. Nosotros, de ninguna manera, comparamos lo que hacemos como padres de mascotas a lo que embarazarse, dar a luz, y criar un niño en una manera funcional y feliz significa.
Pero quien sea que tome bajo su amparo a una criatura que dependa de el para mantenerse protegida, alimentada y amada es un padre. No importa si esa criatura es un niño humano, un perro, un gato o incluso un pez dorado. Es un trabajo voluntario basado en amar de manera incondicional. Y cualquiera que haga ese trabajo se gana el título de “padre”. Especialmente si estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos para amar y proveer felicidad a las criaturas que más nos necesitan.
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