Pasamos la noche en un hotel ese día.
Cuando volvimos el siguiente día mi papá había cambiado las cerraduras.
Vi a mi mamá a rogarle a través de la puerta para que nos dejara entrar para buscar ropa y nuestras pertenencias.
Se negó.
Tuvimos que volver después ese día con un policía.
Nunca olvidaré cuando los policías me dieron una bolsa de basura negra diciendo que tenía 10 minutos para buscar mis cosas.
Metí toda la ropa que pude en la bolsa, y esa fue la última vez que puse un pie en la casa en la que me crié.
Sin ningún trofeo de béisbol.
Ninguna de mis 100000 tarjetas de béisbol.
Ninguna de mis cosas.
Hasta dejé mi tortuga de mascota.