Hizo todo lo posible para que mi hermano y yo tuviéramos todo lo que queríamos.
Ella trabajó.
Mucho.
Aún el día de hoy no sé cómo lo hizo.
No tengo idea cómo es que no tiró la toalla en esos momentos.
Yo lo habría hecho.
Recuerdo perfectamente caminar por la puerta de su cuarto muchas noches y verla de rodillas orando.
Solo puedo suponer lo que se dijo en esas conversaciones entre ella y Dios.
Solo puedo suponer la cantidad de lágrimas que cayeron por la dulce cara de esta mujer cuando ella le pedía a Dios un descanso.
En mi vida es sentido dolor intenso.
He cuestionado muchas cosas, pero esta madre soltera con dos niños nunca se rindió.
Nunca en su vida se rindió.