“¿Dónde estás?… Sé que te tenía en las manos anoche así que ¿dónde estás esta mañana?” Me digo a mi mismo en una casa sola mientras busco las llaves de mi auto. “Ah, ahí estás… GRACIAS”
De hecho, hablo mucho conmigo mismo. He estado notándolo mientras planeaba escribir este artículo y solo este fin de semana he tenido muchas conversaciones fascinantes conmigo mismo, desde presentarme en mi propio programa de cocina mientras hago la cena: “Así que simplemente agrega unas gotas de aceite en la sartén antes de colocar con mucho cuidado la pechuga de pollo”, hasta ensayar en la ducha para una presentación que tengo que dar el lunes en el trabajo.
Si los demás me pudieran ver hablando conmigo mismo (probablemente sí pueden verme en el supermercado susurrando lo que necesito comprar), pueden pensar que parezco estar un poco loco.
Hablar conmigo mismo me ayuda mucho a aclarar la mente y materializar las cosas que pienso. Y para cualquiera que piense que parezco loco, pueden irse a freír espárragos, ¡porque hablar solo es algo de genios!
Albert Einstein hablaba mucho consigo mismo. El era una clase de marginado social y cuando estaba niño prefería hablar solo. El afirmó que “repetía sus propias oraciones en voz baja”.
Así que ahí tienen. No estoy loco, ¡de hecho soy muy inteligente!
LA CIENCIA DETRÁS DE ESTO
En el Diario Trimestral de Psicología Experimental, los psicólogos Daniel Swigley y Gary Lupya formularon la hipótesis de que el acto de hablar solo es beneficioso.
En un experimento a 20 personas aleatorias se les dio el nombre de un objeto (como una manzana o una barra de chocolate) que debían ir a buscar en un supermercado.
En la primera ronda de pruebas, no se les permitió hablar y ni siquiera murmurar los nombres de los artículos antes de ir a la tienda a buscarlos. En la segunda ronda de la prueba podían decir el nombre en voz alta todas las veces que quisieran.
Según Live Science, los sujetos de la prueba se dieron cuenta que podían encontrar el artículo con mayor facilidad cuando tenían permiso de decir el nombre en voz alta. Decir cosas en voz alta ayuda a encender la memoria y hace que lograr el objetivo sea más tangible.
SOLO AYUDA CUANDO SABES LO QUE NECESITAS
Cuando quieres encontrar algo, es útil decir el nombre del objeto pero solo cuando estás familiarizado con la apariencia del mismo.
Según Lupyan:
“Hablar contigo mismo no siempre es útil. Si no sabes como se ve un objeto, decir su nombre no te ayudará o te hará perder tiempo. En cambio, si sabes que las bananas son amarillas y tienen una forma particular, al decir banana, activas esas propiedades visuales para ayudarte a encontrarlas.”
Si conoces lo que estás buscando, al decirlo en voz alta mejorarán tus probabilidades de encontrarlo.
ASÍ APRENDEN LOS NIÑOS
Quizá no lo recuerdes pero en tu niñez aprendías muy rápido. Aprendías un lenguaje nuevo (español), y si has tratado de aprender un lenguaje extranjero ahora que eres adulto, sabrás que es algo muy difícil. Aprendiste el alfabeto, a contar, los nombres de animales de granja y mucho más. Aprendiste todo eso repitiéndolo en voz alta.
Según Live Science, “el habla autodirigida puede ayudar a guiar el comportamiento de un niño, ya que los niños se narran a sí mismos paso a paso actividades que hacen cómo atar sus cordones, como manera de recordar que deben enfocarse en la labor que hacen.”
ES UNA EXCELENTE MANERA DE ORGANIZAR TUS PENSAMIENTOS
Cuando tienes muchas cosas en la cabeza, te sorprendería saber lo útil que es vocalizar las cosas. Puede calmar tus nervios y terminas siendo tu propio terapeuta. Tu voz externa ayuda a tu yo interno con los problemas.
La psicóloga Linda Sapadin dice que hablar contigo mismo en voz alta te ayuda a validar decisiones importantes y difíciles. “Te ayuda a aclarar tus pensamientos, resolver lo más importante y tomar con firmeza decisiones que estés contemplando.”
Todos sabemos que en los problemas entre 2 personas, lo mejor es dialogar. Lo mismo aplica en los problemas internos.
Así que no estás loco, solo estás tomándote el tiempo para escuchar y vocalizar tu voz interna. Te organizas mejor y hay mayor probabilidad de lograr tus metas así que sigue murmurando. Es bueno para ti.
