Cómo ser feliz: la guía completa

La ciencia detrás de la felicidad

La felicidad es muy difícil de describir sin usar la palabra misma ¿Verdad? Todos la hemos experimentado, y bueno, la mayoría de nosotros está constantemente buscando ser feliz de nuevo. Por cientos de años, ha sido nuestro derecho perseguir la felicidad. Experimentar la alegría y la dicha de vivir. De hecho, la persecución de la felicidad es un derecho humano inalienable según la declaración de independencia que redactó Thomas Jefferson.

Mientras más crece el entendimiento que tenemos de nuestros propios cerebros, más crece nuestro deseo de soluciones instantáneas. Por mucho tiempo, los investigadores se concentraron en la sensación de infelicidad. ¿Por qué las personas se sientes infelices? ¿Cómo podemos tratarlas?

La respuesta resultó ser un amplio abanico de fármacos para la depresión. Pero las drogas sólo han logrado hacer que las personas se sientan, de hecho, “menos tristes”.

Durante los pasados treinta años, hemos experimentado un verdadero alejamiento de esta filosofía. Un nuevo campo de estudio, denominado psicología positiva domina ahora la investigación. Nos revela un entendimiento de la felicidad que ninguna generación ha tenido antes. Los cerebros detrás de este campo de estudio han probado que las personas son en algunas maneras, responsables de su propia felicidad. Gracias a la psicología positiva, ahora podemos medir de manera independiente nuestro grado de felicidad, y tomar control sobre ella. E incluso entrenarnos a nosotros mismos para ser felices

  1. ¿Qué es la felicidad?

Así que, ¿Qué es en realidad esta sensación que a todos nos gusta y nos apasiona tanto? ¿Es sólo una emoción o se trata de un estado mental? ¿Es una vida larga y feliz un viejo mito pasado de moda? Aristóteles, el antiguo filósofo griego, creía que la felicidad era más un estado mental que una emoción. Puedes sentir felicidad, pero también puedes SER feliz.

Aristóteles pensaba que esto último era el resultado de dos elementos clave trabajando juntos: el hedonismo o sentido del placer, y la eudemonía, o sea, tener una buena vida. Los científicos parecen estar de acuerdo con Aristóteles en que la felicidad es un estado mental o emocional positivo causado por la alegría y el disfrute. Se creé que existe un tercer elemento clave adicional a la teoría de Aristóteles de la felicidad: el compromiso. Este término representa nuestro trabajo, nuestra familia, nuestras amistades y pasatiempos.  Estas son las cosas en las que invertimos la mayor parte de nuestro tiempo y energía mental.

Estas son las cosas que nos hacen únicos, y en cierta manera, también son las cosas sobre las que tenemos cierto control.

Mientras que algunos científicos están en desacuerdo con estos, la mayoría opina que la felicidad es de hecho algo subjetivo.  Podemos experimentar momentos de felicidad que tienen que ver con el entorno, pero lo que realmente nos hace felices es un asunto personal. Por ejemplo, tú puedes obtener tu felicidad de clases avanzadas de yoga. Mientras que tu mejor amigo piensa que doblarte como un pretzel humano no es ni remotamente tan divertido como andar en motocicleta.  A tu vecino le puede encantar salir a pescar de madrugada, mientras que hay una buena posibilidad de que lo tuyo sea quedarte en cama hasta tarde los fines de semana.

  1. ¿Por qué somos infelices?

Parece ser que Aristóteles estaba en lo correcto hace todos esos años. La felicidad ocurre cuando haces algo que disfrutas y cuando te sientes contento con tu vida en general. La felicidad  conlleva salud mental, relaciones adecuadas y un bienestar completo. Así que ¿Por qué nos sentimos infelices? ¿Podemos aspirar a ser felices todo el tiempo?

Podría parecer sorprendente saber que las personas de cuarenta a cincuenta y nueve años son las menos felices del mundo. Un estudio de 300,000 adultos reveló que estas personas comúnmente se encuentran insatisfechas con su vida. Tienen menos tiempo libre y más preocupaciones.  Las presiones del entorno, la familia o el trabajo fueron sólo algunas razones que enlistó el estudio, pero en realidad estas son variables comunes en la vida de todas las personas.

Vivir para trabajar y sentirte poco valorado te puede llevar a estar insatisfecho  En estos días, apenas si tenemos tiempo para hacer las cosas que verdaderamente disfrutamos. Las personas estamos rodeadas de imágenes de perfección a causa de la publicidad. Y tenemos el concepto erróneo de que así es la vida de las demás personas.

Una transición de vacaciones en playas paradisiacas y retratos familiares angelicales.

En lugar de vivir el momento, nos pasamos el tiempo fantaseando con tiempos mejores. Existe un viejo dicho “la felicidad es la jefa del disfrute”. Las personas muchas veces no pueden evitar envidiar lo que otras tienen. Y en un mundo retacado de medios sociales, gastamos un montón de tiempo compartiendo una vida aparentemente maravillosa. Y aislándonos de nuestra realidad porque no nos gusta.

Los estilos de vida modernos están provocando infelicidad en el mundo en una escala nunca antes vista. Una cuarta parte de todos los hombres y mujeres dicen que son infelices. Y lo que es peor, es que esto parece ser  la norma. Se ha convertido en una práctica común que las personas odien sus trabajos. Odien las calorías que ingieren. Que terminen llorando sus penas el fin de semana en algún bar. La infelicidad está profundamente arraigada en nuestra sociedad. Y la mayoría de las personas se solidariza con ella y continúan así sus vidas.

Puedes llegar a pensar que esos sentimientos de profunda infelicidad llegaron para quedarse, pero afortunadamente ese no es el caso. Cuando termines de leer este artículo, estarás dando el primer paso hacia una vida más feliz. Estarás retomando el control sobre tu propia felicidad.

  1. Midiendo la felicidad

La felicidad ha sido la musa de poetas, músicos, escritores y artistas a lo largo de la historia. Puedes saber casi a ciencia cierta cuándo otra persona es feliz. Puedes hablar sobre la última vez que te sentiste feliz o sobre las personas que te hacen felices.

Nuestra sociedad está construida en buena medida sobre el concepto de felicidad. Millones de mensajes de feliz cumpleaños, desde tarjetas, hasta globos y flores. Garantías de satisfacción al cliente sin final. Letras de canciones alegres que permanecen en nuestras mentes muchos años después de que la canción pasó de moda. Aun así, los científicos han intentado y han fallado por décadas en su intento de medir la felicidad. Sabemos que los niveles de felicidad pueden ser medidos de bajos a altos, y de que todos estamos en algún lugar dentro de esa escala.

Y aunque aún queda un muy largo camino por recorrer, los científicos han desarrollado una manera en que las personas pueden medir su propia felicidad. A través de cuestionarios, uno puede posicionarse a sí mismo en algún punto de la escala de la felicidad.

Hace muchos años, un profesor de psicología en California, desarrolló un cuestionario que podía medir la felicidad de las personas basado en cuatro preguntas.

Imagina que existe una fórmula matemática de la felicidad que finalmente podamos comprender. La escala subjetiva de la felicidad explora la manera en la que las personas valoran la felicidad en sí mismas y en los demás, El cuestionario solicita que contestes estas preguntas en una escala del 0 al 10 y calcula el resultado final a partir de una sencilla fórmula. Puedes usar esta información para determinar tus propios niveles de felicidad.

  1. Psicología Positiva

La psicología positiva es el nombre que se le ha dado al empeño de la ciencia de estudiar la felicidad. Averiguar cómo funciona nuestro cerebro ha tenido un papel muy importante en nuestro entendimiento de la felicidad. Originalmente, se pensaba que la infelicidad podía resolverse con drogas, aunque los médicos realmente no estaban muy seguros de cómo funcionaban estas drogas. Se cree que los antidepresivos incrementan la cantidad de ciertos químicos en el cerebro. Estos químicos mandan señales a lo largo de toda la cadena neuronal y determinan nuestras emociones y sentimientos.  En lo que estas drogas fallan es en generar felicidad real.

La psicología positiva cree que las personas nacen con determinada línea base de felicidad. Esto se conoce como la teoría de la línea base. Tu nivel es una combinación de genes hereditarios que recibes a través del ADN, y de los rasgos de tu personalidad.

Este nivel único de felicidad normalmente se determina alrededor de los 16 años y permanece relativamente constante durante toda la vida

Tu nivel de felicidad puede cambiar como resultado de los eventos importantes de tu vida y otras contingencias, pero la mayoría de las personas regresan rápidamente a su línea base. Es posible cambiar de manera permanente este nivel cuando ocurren cosas como grandes tragedias o muertes repentinas, lo cual disminuye de manera permanente la capacidad para sentir felicidad.  ¡Pero hay buenas noticias! Las investigaciones han demostrado que los niveles de felicidad también se pueden incrementar de manera permanente. Cambios positivos a largo plazo en las circunstancias (ganar la lotería, obtener una promoción laboral o contratar un coach de vida) y cambios en las actitudes, son dos de las potenciales maneras de incrementar tu línea base de felicidad.

Así que, ahora comprendemos que la felicidad parece estar un poco predeterminada en nosotros. Aunque todos nacemos con la capacidad de sentir felicidad, existen personas que parecen biológicamente programadas a experimentar niveles de alegría más bajos. Así que tal vez no sea tu culpa, pues el nivel de felicidad puede venir tan predeterminado como tu color de ojos. Por suerte, la teoría no termina aquí.

Hubo quienes no se sintieron satisfechos en su totalidad con esta teoría. No aceptaron el hecho científico de que todos nacemos con un nivel de felicidad más allá de nuestro control para mejorarlo. A partir de ello, nació la medida de bienestar subjetivo, que esquematiza nuestro entendimiento de los niveles de felicidad en porcentajes. Se confirmó que nuestros genes y rasgos de personalidad sí determinan nuestro nivel de felicidad, pero sólo en un 50%. La teoría prueba que al menos el 10% de nuestra felicidad es determinada por las circunstancias.  Aunque consideraciones tales como la salud y la seguridad financiera pueden causar grandes cantidades de infelicidad, los estudios sugieren que en realidad son los causantes del menor porcentaje de felicidad.

¿Qué significa esto? Parafraseando a los Beatles, significa que el dinero realmente no puede comprar ni el amor ni la felicidad.

El 40% restante de nuestro nivel de felicidad depende completamente de nosotros mismos. A través de nuestras actitudes, actividades y acciones, podemos alcanzar un control muy elevado sobre nuestra felicidad. Gracias a la psicología positiva, la pregunta “¿Cómo  puedo ser feliz en la vida?” ha comenzado a obtener unas respuestas muy concisas.  Respaldada por investigaciones científicas, esta guía es una garantía para cambiar tu vida e incrementar tus niveles de felicidad.

¿Cómo ser feliz en la vida?

Usando la ciencia, los psicólogos positivos han identificado exitosamente los ingredientes que los humanos necesitan para alcanzar la felicidad. Los resultados se parecen mucho a las dos claves de las que habló Aristóteles; placer, y una buena vida. Pero ahora los psicólogos los llaman “circunstancias de vida” y “conductas intencionales”.

Es nuestra conducta intencionada la que impacta el porcentaje de felicidad que podemos controlar más que cualquier otra cosa.  Nos referimos a ese amplio 40% que mencionábamos anteriormente. Nuestras conductas intencionales no son simplemente actos, también son una variedad de actitudes y habilidades que, cuando las usamos juntas, han probado su capacidad de crear un estado de felicidad sostenida a largo plazo.

Así que si la felicidad está determinada por acciones y habilidades, es completamente posible aprender a ser felices.  Aprender la felicidad es una materia en la que todos podemos volvernos excelentes.  Desear activamente ser feliz simplemente no es suficiente. La felicidad es un compromiso que implica un estilo de vida. Pronto, la felicidad no será un sentimiento que estás persiguiendo todo el tiempo. Si no un hábito que cultivas día con  día.

  1. Actitud

Es completamente posible pensar en una versión feliz de ti mismo. De acuerdo a un estudio científico, aquellos que tienen pensamientos felices, serán más dichosos. Todo esto se deriva de un cambio de actitud. Y después de un poco de práctica,  es un cambio al que todos podemos adaptarnos con mucha facilidad. Las personas que ven la vida positivamente y que abrazan el optimismo, experimentan niveles mucho más bajos de depresión y ansiedad.

Las personas felices comienzan el proceso a partir de un esfuerzo consciente de cambiar sus actitudes y comportamientos.  Darte cuenta de lo que te hace infeliz en la vida y activamente trabajar para cambiarlo, es una forma probada de hallar la felicidad. Cambiar las actitudes para adoptar emociones positivas como la empatía, el amor propio y la compasión, brinda más felicidad a las personas que aferrarse a sentimientos como la miseria, el egoísmo y la envidia.

La felicidad tiene que ver con tus reacciones internas ante los eventos. Lo que crees y lo que sientes y cómo los problemas te afectan como persona.  La primera vía para cambiar tus actitudes es adoptar una visión positiva de las circunstancias y los eventos. ¿Recuerdas el vaso que siempre está medio lleno o medio vacío? Tiene una razón de ser, porque un vaso medio lleno es una manera completa de ver el mundo.

Este pensamiento positivo es vital para tener una actitud más feliz que te permita aceptar que los planes tal vez cambien. Y que las cosas no siempre tienen que ir necesariamente en tu favor.

El optimismo se trata de prepararte para esos cambios y de superarlos con un nuevo plan que sustituya al que no salió bien. Se trata de adoptar una visión más favorable cuando ocurren cosas que no nos esperábamos. Está bien que olvides, por ejemplo, comprar huevos en el supermercado. Tal vez tener que regresar te dé la oportunidad de conseguir algo de mantequilla también. Sí, llegaste una hora más tarde del trabajo, pero también tuviste la oportunidad de ver una linda puesta de sol de regreso a casa.

Las espinas en una rosa no le quitan la belleza a la flor. Cambiar a una forma más optimista de ver las cosas se trata de pasar por alto los pensamientos y sentimientos negativos que experimentas cuando algo pasa, y activamente crear pensamientos positivos que te ayuden a generar emociones felices.

Puedes adoptar una actitud más positiva de muchas maneras distintas. Uno de los métodos más útiles es dejar de culpar a los demás de tus males. Cuando estás lleno de pensamientos negativos, trata de ponerte en el lugar de los demás por un momento. Esta es una gran manera de afrontar situaciones negativas y de asegurarte de no centrarte en la negatividad ni en culpar a los demás de los errores. Ya que esto sólo acarreará infelicidad.

En lugar de pensar “soy muy tonto e incapaz por haber roto esa botella de vino caro en el supermercado”, y dejar que estos pensamientos te molesten durante todo el día, puedes cambiar la manera de verlo. Pensar por ejemplo “sí, tiré una botella de vino cara, pero la botella no estaba bien colocada en el anaquel y pudo haberle pasado a cualquiera, tendré más cuidado en otra ocasión”.

Otro truco es encontrar una distracción. Distrayendo tu mente cuando te encuentras en un estado mental negativo, puedes comprometerte con alguna actividad positiva y dejar detrás sentimientos y pensamientos negativos.

Actividades como el yoga, la música y el ejercicio, que te demandan atención completa, se encuentran en la cima de este tipo de distracciones benéficas.

También debes de cambiar tus pensamientos sobre la vida.  Muchos de nosotros pensamos que la felicidad es una consecuencia de tener mucho dinero. De tener un buen trabajo o un carro lujoso.  Para otras personas, la felicidad viene el número de hijos que pueden tener. O la cantidad de vacaciones que pueden permitirse cada año.

El autor Steven Pinker define la felicidad con el hecho de ser feliz con lo que tienes. Sea lo que sea. Un coach de vida puede ayudarte con esto, pero también puedes cambiar tus actitudes por tu mismo. Como personas, está en nuestra naturaleza humana fijarnos metas en base a nuestros deseos. Pero después de que los alcanzamos, rápidamente nos fijamos en alguna otra cosa que queremos o necesitamos. Esto se conoce como el impulso del hedonismo. El camino no acaba una vez que has alcanzado un objetivo particular.

Pero la felicidad es imposible de alcanzar con esta mentalidad.

El científico Christy DeSmith considera que puedes cambiar tu mentalidad y tu actitud cambiando tus hábitos económicos.  “Algunas veces, te gusta lo que quieres”. Pero, mucho más seguido,  lo que te gusta son justo el tipo de cosas que no necesitas. La parte de tu cerebro que lidia con tus deseos, necesidades y gustos está localizada en una parte completamente distinta a la que se encarga de regular la felicidad.

La ciencia nos ha dicho que la felicidad no depende de deseos materialistas vueltos realidad.  Y también debes entrenar a tu cerebro a que no dependa más de alcanzar posesiones materiales para ser feliz.  En lugar de eso, sé feliz con lo que tienes. Los expertos recomiendan gastar tu tiempo y tu dinero teniendo experiencias significativas como viajar, ayudar a otros, o estrechando relaciones con tu familia y con tus amigos.

Además, hay otras formas de adoptar una visión más positiva de la vida. Uno de estos métodos es el de simplemente actuar como si estuvieras más feliz de lo que en realidad te encuentras. Expresar felicidad, aunque sea falsa, de hecho estimula los centros neurales de la misma.

Los científicos han descubierto que esta aproximación puede tener in imparto importante un significativo en las emociones.

Las personas necesitan sentir y pensar que están haciendo algún progreso hacia sus metas, para poder alcanzar un progreso a futuro. La técnica de fingir más alegría de la que sentimos, permite que las personas encuentren la felicidad rápidamente y las ayuda a entrenar a su cerebro a sentirse plenos con necesidad de menos cosas. Este campo de estudio considera que practicando, o actuando, es mucho más fácil alcanzar la felicidad que de hecho alcanzando objetivos complejos en la vida real.

  1. Estilo de vida

La psicología positiva está dominada por estudios de investigación y estadísticas que prueban que existe un vínculo garantizado entre la felicidad y un estilo de vida positivo. Esto incluye una alimentación sana, ejercicio y buenos hábitos de sueño. Es bien sabido que el ejercicio es bueno para el cuerpo, pero también es bueno para la mente. Existe una significativa correspondencia entre el ejercicio y la felicidad. Los estudios incluso confirman que los niveles de felicidad de incrementan luego de cualquier actividad física.

Desde caminar por el parque, hasta asistir a una sesión de yoga. El ejercicio puede ser tan personal y demandante como tú lo desees.

Este impacto positivo en tu estado de ánimo y tus emociones, sucede cuando unos químicos del cerebro, llamados endorfinas, son estimulados por la actividad. Los efectos de 20 minutos de actividad pueden continuar estimulando a tu cerebro hasta por 12 horas. Y este resultado durará más mientras más tiempo dures ejercitándote.  Las endorfinas en tu cerebro pueden remplazar a las hormonas del estrés, como el cortisol. Y reducir cualquier estado de ánimo o emoción negativa. Los vínculos entre la felicidad y el ejercicio son tan potentes que muchas veces se recomienda hacer más actividad física a las personas deprimidas. Hay estudios que indican que el ejercicio es igual de efectivo que la medicación en adultos, incluso más.

También se cree que el ejercicio puede ser una excelente distracción de los pensamientos negativos. Y esta distracción genera felicidad.  Se recomienda que los adultos se ejerciten de 30 a 60 minutos diarios por al menos tres días a la semana para que puedan experimentar un cambio positivo en sus niveles de felicidad. Sin embargo no hay nada escrito al respecto.

Caminar al trabajo o ir en bicicleta en lugar de caminar también puede tener un impacto importante en la liberación de endorfinas.

Además de caminar un poco más, puedes hacer ejercicios sencillos. Fáciles de encontrar en videos de youtube o en tutoriales de entrenamientos. Pueden durar hasta 50 minutos, dependiendo de tu agenda y de tus intereses. También es posible incorporar ejercicio en tu rutina diaria suscribiéndote a clubes, grupos de ejercicio presencial y grupos de caminata en línea.  Una rápida búsqueda en google te dará docenas de resultados a los que fácilmente puedes unirte. Apuntarte a una clase de 30 minutos de yoga puede incrementar tus niveles de felicidad por el resto de la semana.

Un cerebro saludable es necesario para poder ser feliz. La nutrición juega un papel importante en este sentido. La comida que comemos puede regular nuestro estado de ánimo y mejorar nuestras funciones cerebrales. Lo que finalmente conlleva a un incremento de los niveles de felicidad. Existen ciertas vitaminas y minerales que podemos ingerir y que tienen un gran impacto en nuestro cerebro y nuestro cuerpo.

Un paseo por el supermercado es una forma segura de incrementar tus niveles de felicidad y combatir la depresión. Si puedes elegir los alimentos correctos.

Estos son ingredientes vitales que deberías comenzar a integrar en tu lista de compras. La vitamina D, que también obtenemos del sol, es un nutriente esencial. Está probado que puede mejorar los ciclos del sueño, reducir la inflamación y el dolor y además contribuir a un estado de bienestar.  Los ácidos omega 3 promueven un estado de ánimo positivo, combaten la depresión, la ansiedad y el desorden bipolar. Además combaten la inflamación y mejoran la salud en general. La serotonina necesita de vitamina b-6 y b-12 que se encuentra en alimentos como papas y brócoli, y reduce la debilidad, la irritabilidad, el insomnio y el estrés.

Los antioxidantes de la vitamina E, el aceite de oliva, las frutas, los vegetales y el té verde son beneficiosos para incrementar los niveles de felicidad y bienestar. Además ayudan a disminuir el riesgo de padecer enfermedades. Hay investigaciones que apuntan a que las personas con mayores niveles de antioxidantes son mucho más positivas, y por lo tanto, más felices. Así como hay que incluir estos ingredientes en tus comidas diarias, es posible llenarse de vitaminas y minerales en forma de complementos alimenticios de bajo costo. Puedes conseguirlos en el supermercado o en las farmacias.

Los suplementos pueden tomarse de manera diaria y son una gran forma de agregar estos importantes nutrientes a tu vida sin tener que cambiar tus hábitos alimenticios de forma drástica.

Nuestros ciclos y hábitos de sueño también pueden tener un efecto masivo en nuestros niveles de felicidad. Aunque todos los seres humanos somos diferentes. Los científicos indican que la mayoría de los adultos requiere alrededor de ocho horas de sueño ininterrumpido para funcionar adecuadamente al día siguiente.

La privación y los problemas del sueño, como el insomnio, están estrechamente vinculados a circunstancias negativas. Incluyendo problemas familiares, estrés en el trabajo y problemas de salud mental. Lo cual acarrea un círculo vicioso de infelicidad.  Limitar el consumo de cafeína y regularizar los hábitos y los horarios de sueño ayuda a mejorar tus patrones de sueño y a extender el tiempo de descanso cada noche. Los investigadores han probado muchas veces que una alimentación saludable, ejercicio regular y hábitos de sueño adecuados, mantienen felices a las personas.

Para poder optimizar nuestro tiempo de sueño, es necesario que apaguemos los dispositivos electrónicos.  Alejarte de cualquier pantalla al menos una hora antes de ir a dormir es necesario para no sobre estimular el cerebro e interferir con los ciclos de sueño. En lugar de eso, escucha música relajante o lee un libro para crear el ambiente perfecto para dormir.

Hacer una lista de pendientes para el día siguiente antes de dormir es una excelente manera de eliminar el estrés y las preocupaciones y permitirle al cerebro que se tranquilice antes de entrar a la cama.

  1. Relaciones interpersonales

Uno de los aspectos más importantes de la felicidad es tener relaciones profundas y significativas con los demás. La capacidad de formar lazos de amor y compasión está por encima de cualquier otro factor cuando se trata de felicidad. Existe evidencia científica que respalda esta opinión. Un estudio reveló que las personas tienen niveles más altos y estables de felicidad cuando las relaciones son adecuadas. Estas personas pueden alcanzar picos de felicidad muy altos cuando se encuentran rodeadas de sus seres amados. Ya sea que sean sus familias, amigos, vecinos o colegas.

Fortalecer relaciones activamente con los demás es un paso muy necesario hacia la felicidad. Además, deberíamos elegir rodearnos de personas que nos haces más felices.  Las personas que son más felices son las que pueden ser ellas mismas. Saben quién y qué los hace felices, y se esfuerzan conscientemente en permanecer en este estado y en ambientes positivos. Las investigaciones muestran que es la calidad de las relaciones, no la cantidad, lo que importa más. Pasar tiempo de calidad juntos y tener conversaciones, disfrute y experiencias, crea emociones positivas. Y las emociones positivas llevan a la felicidad.

Puedes fortalecer tus relaciones con los demás de varias formas. Con frecuencia olvidamos agendar tiempo de calidad en nuestra rutina debido a que estamos muy ocupados con el trabajo y compromisos en general. Apartar algo de tiempo de calidad con nuestros seres amados como si fuera un compromiso de trabajo es una buena manera de hacerse espacio.

Planear experiencias como ir a cenar, de compras, aventuras o vacaciones es una manera fantástica de pasar tiempo con tus seres amados y acumular relaciones positivas.

Una manera de desarrollar buenas relaciones en ti trabajo o con tus vecinos es hablarle a una persona nueva. Hay más de siete millones de personas en la tierra. Ya es tiempo de que te des la oportunidad de comenzar a conocer a algunas.  Tómate un momento para preguntarles cómo están, cómo va su día, o para ofrecerles ayuda con algo. Aprende a sonreírle a las caras nuevas y realiza el compromiso de ser parte activa de la comunidad y los eventos sociales.  Potencializar tu entorno social y tus relaciones tiene un efecto positivo en tus niveles de felicidad.

El vínculo que se crea entre dos personas que comparten emociones positivas, fomenta un incremento de la felicidad, aunque se trate de interacciones muy cortas.  Los biólogos consideran que esto ocurre porque los seres humanos somos criaturas principalmente sociales. En nuestros genes está arraigada la necesidad de sobrevivir como un grupo,  y no como individuos. Lo que significa que las relaciones están en el mismo corazón de nuestro ADN.

Aunque la felicidad puede ser experimentada en soledad, con mucha frecuencia la descubrimos en presencia de otros.  Por ejemplo, el acto de reír ocurre más en compañía que en soledad. Sonreímos a otras personas, y otras personas nos sonríen sin razón aparente. Un montón de experiencias potencialmente felices tienen que ver con interacciones sociales. Todos experimentamos la necesidad humana fundamental de amor, cuidado, compasión y amistad. Las relaciones positivas con otras personas, sin importar lo cercanas que sean, son esenciales para nuestro bienestar.

  1. Actos

Podría sorprenderte descubrir que la felicidad está relacionada con actos de gratitud y amabilidad. Ayudar a otras personas es una forma garantizada de incrementar tus niveles de felicidad. Además es uno de los caminos hacia la felicidad más populares. Un estudio alemán arrojó que las  personas que activamente hacen algún voluntariado en la comunidad son mucho más felices por un periodo de tiempo más largo. Aunque los resultados también incluyeron la realización de actividad física y buenas relaciones interpersonales, la mayor asociación de felicidad a largo plazo derivó de ayudar a los demás. Apoyar a otras personas es una manera probada de incrementar los niveles de felicidad de una manera que ninguna otra actividad parece conseguir.

Es posible que mientras más pensemos en los demás, más valor nos demos nosotros mismos. Ayudando a los demás, elevamos, sin querer, nuestra autoestima. Practicar activamente la compasión y la amabilidad, elimina emociones negativas como el enejo. Y las reemplaza por otras más positivas, como la felicidad.

Un pequeño acto de amabilidad puede tener un gran impacto en tus niveles de felicidad que un corto periodo de ejercicio.

La gratitud no sólo incrementa los sentimientos de felicidad, también el sentimiento de satisfacción general hacia la vida. Los beneficios ocurren de manera inmediata y pueden incrementar tu línea base de felicidad si repites estos actos de manera frecuente por el tiempo suficiente. El incremento en la felicidad que ocurre como resultado de los actos de amabilidad y de compasión, o de gratitud, es algo probado. Adicionalmente, estas acciones han demostrado ser capaces también de ayudarnos a dormir mejor. En algunos casos incluso pueden reducir los síntomas de alguna enfermedad. Eliminan el cansancio y la debilidad, y en general ayudan a nuestra salud emocional. Para que estas acciones funcionen, deben de ser genuinas u nunca forzadas. Pues de otro modo generarían emociones negativas.

Los actos de amabilidad y gratitud pueden ser de cualquier naturaleza. Incluso pequeños gestos como comprar flores para un pariente o colega. Escribir cartas a viejos amigos o a familiares que no  hemos visto en mucho tiempo, agradeciéndoles su tiempo y su cariño. Ayudar a una anciana a cruzar la calle. Los actos positivos dirigidos a otras personas pueden ser simples y rápidos. O pueden ser detalles muy elaborados que tardamos algo de tiempo en planear. El control sobre ellos es completamente tuyo.

Y la felicidad que te acarrean, probablemente va a motivarte a hacerlo de nuevo una y otra vez. Es esta repetición de actos amables la que nos acerca poderosamente a la felicidad. Puedes dejar el cambio en la máquina expendedora para la siguiente persona. Puedes apoyar a tu comunidad con donativos y voluntariado.

Si te das cuenta, la vida está llena de oportunidades para ayudar otras personas.

Si es posible, estos actos de generosidad hacia los demás debemos hacerlos de manera desinteresada y sin esperar nada de vuelta. Caer en una rutina puede hacer que bajen los niveles de felicidad, y convertir lo que en un inicio era una cosa positiva, en un compromiso molesto. Sin embargo, los estudios en general demuestran que las personas que ayudan a los demás, ya sea que hagan voluntariado en su comunidad, o que simplemente apoyen a sus amigos o familiares, obtienen beneficios a largo plazo en su índice de felicidad. Cuidar activamente de las personas que nos rodean es una gran manera de traernos felicidad a nosotros mismos y a los demás.

Algunos sencillos pasos para comenzar a ser feliz en este instante

  1. Actos de amabilidad

Una psicóloga en California le pidió a un grupo de estudiantes que tuvieran cinco pequeños actos de amabilidad a la semana por dos meses. Los resultados mostraron un incremento significativo en los niveles de felicidad, comparado con los estudiantes que no tomaron el reto. Los actos de amabilidad son tareas libres y sencillas que no debería llevarte demasiado tiempo de tu día completar. No debes de esperar nada de vuelta o en pago cuando completas un acto de amabilidad. La amabilidad te dejará una cálida y maravillosa sensación en el corazón.  Dos de los ingredientes más importantes de la felicidad. Si quieres ser feliz, aquí hay algunas ideas de amabilidad que puedes poner en práctica hoy mismo:

  • Deja el cambio en la máquina expendedora para que le de una agradable sorpresa a la siguiente persona que quiera una soda.
  • Lleva a un familiar o a un vecino anciano a que haga sus compras. Especialmente en días de mal tiempo climático.
  • Ayuda a la caridad con donaciones en especie o monetarias, y ayuda a que se corra la voz cuando hace falta ayuda.
  • Sé voluntario en tu comunidad. Puedes hacer todo tipo de voluntariado en escuelas, hospitales, comedores comunitarios o albergues. Siempre hay trabajo pendiente y se necesitan  manos dispuestas a ayudar.
  • Ofrécete a ayudar a tus amigos y familiares cuando tengan una tarea compleja por delante. Una mudanza, la preparación de una cena importante, el arreglo del jardín, redecorar una habitación, etc.
  1. Cambia tu manera de ver las cosas

En su libro “la elección de la felicidad”, Tom Stevens habla sobre la importancia del estado mental. Él considera que las personas pueden alcanzar un estado mental mucho más feliz practicando habilidades de autocontrol, como concentrarte en tus metas y ambiciones, y mantener una actitud positiva. Steven considera que alterando tus perspectivas y pensamientos, puedes incrementar tu línea base de felicidad y alcanzar un verdadero bienestar. Estas son algunas de las maneras en las que puedes trabajar ese cambio:

Puedes enfocarte en tus metas y ambiciones de dos maneras: 1) averiguar cuál es el próximo paso en tu carrera o trabajo de acuerdo a un plan realista de cómo puedes llegar hasta allí. 2) crear una lista de metas y logros personales y comenzar a trabajar en ellos desde un punto realista que te puedas permitir.  ¿En dónde quieres estar en 5 años? ¿Qué es lo que siempre has querido lograr? ¿Qué es lo que te ha impedido que lo obtengas?

Date cuenta que, cuando se trata de tus pensamientos, siempre tienes opción. Define un tiempo para poder escribir una lista de tus pensamientos, sentimientos y experiencias de cada día. Lee de nuevo tus palabras e identifica las emociones negativas que puedan aparecer. Re escribe esas palabras, sustituyendo las que correspondan a emociones negativas, o añadiendo una breve explicación de por qué te sentiste así.

Y de como podrías verlo de una manera más positiva.

Cambia tu manera de pensar de siempre a una más madura y positiva. Durante las situaciones difíciles, o incluso cuando reflexionas al respecto cuando ya han pasado, reconoce tus pensamientos negativos.  Reconoce que puedes controlar estos pensamientos y comienza a romperlos uno a uno. Tus pensamientos, como las personas, se encuentran continuamente conversando unos con otros.  Con esta técnica, un pensamiento negativo como “no puedo enfrentar un día más en el trabajo, no quiero ir”, se puede convertir en “Mañana es un nuevo día, y estoy un paso más cerca de encontrar un nuevo empleo”.

Examina tus creencias actuales. ¿Qué son? ¿Apoyan el hecho de que alcances tus metas y tu felicidad? ¿Tus creencias son buenas para ti? Las creencias son una parte tan arraigada de nosotros que rara vez las cuestionamos. Pero podrían estarte causando infelicidad si n que te des cuenta. Preguntarte a ti mismo sobre tus creencias puede ayudarte a identificar bloqueos emocionales en tu vida y tus pensamientos. Y sólo cuando descubres estos bloqueos puedes comenzar a cambiar.

  1. Gratitud activa

La gratitud, no importa lo pequeña que sea, genera alegría. Esta creencia también está respaldada por la ciencia y la investigación.  Los científicos han probado que la gratitud puede incrementar los niveles de felicidad. Fortalecer las relaciones y hacernos desarrollar mejores habilidades sociales. La gratitud puede venir en muchas formas. ¿Quieres ser feliz? Aquí hay algunas cosas que puedes intentar hoy.

  • En una libreta, lleva una lista diaria o semanal de todas las cosas por las cuales estás agradecido.
  • Haz una lista de todas las personas con las cuales estás agradecido y dales notas de agradecimiento. Puede ser una llamada telefónica, un mensaje de texto o un detalle.
  • Antes de ir a dormir, piensa en las cosas Buena que te sucedieron en el día y agradece por ellas.
  • Si una persona con la que estás agradecido ya murió, escríbele una carta de agradecimiento de todas maneras. Puedes dejarla en un lugar especial.
  • La gratitud no es solo aceptar amabilidad, también es repartirla. Hay que ayudar a los demás para poder ser agradecidos. Haz una lista de las personas a las que podrías apoyar en el día.  Esas personas estarán agradecidas contigo y buscaran la manera de ayudar a otros. Si esta lista te parece corta, busca por ti mismo otras maneras de ayudar a los demás.
  1. Atención plena

Idea tomada del budismo, la atención plena se trata de concentrarte en el momento presente y aceptar la vida tal cual es. Es una habilidad a desarrollas por que mientras más fortaleces tu atención plena, más puedes concentrarte en alcanzar la felicidad.  Una manera de alcanzar la atención plena es concentrándote en tu respiración. Ejercicios como la danza y el yoga ayudan a hacer esto. Respirar es una tarea que hacemos diariamente sin darnos cuenta.

Requiere poco esfuerzo, pero cuando comienzas a concentrarte en ella, comienzas a disfrutar cada respiración. Y dejas que la calma y el silencio se apoderen de tu mente.

Concentrarte en el mundo que te rodea es otra manera de conseguir la atención plena. La meditación te permite concentrarte en el aquí y el ahora y la puedes hacer en cualquier momento. Meditar y concentrarte en tu respiración te permite disfrutar el momento presente e incrementar los niveles de felicidad. Al hacer esto, al mismo tiempo, disminuyen las emociones y los pensamientos negativos.

Comienza determinando tiempos para alejarte un poco del barullo y concentrarte en meditación. Esto se conoce como un ejercicio básico de meditación Zen. Encuentra un lugar cómodo y tranquilo para reposar. Comienza a respirar y a contar tus respiraciones. Observa cómo se mueve tu diafragma con cada respiración y continúa.  Cuenta la siguiente respiración, y continúa hasta que te encuentre completamente concentrado. Tu concentración debe de mantenerse ininterrumpida durante este ejercicio. El cual ayudará a que te sientas más relajado y alerta el resto de tu día.

Adoptando una técnica llamada “relajación muscular progresiva”, puedes liberar la tensión lentamente y concentrarte en tu ser interior. Esta técnica se puede realizar en una silla, de pie o acostado. Tensa una sola área de tu cuerpo y haz una respiración profunda. Luego, gradualmente ve liberando el aire al mismo tiempo que relajas tus músculos con lentitud. Repite este ejercicio con cada parte de tu cuerpo. Las piernas, los brazos, el abdomen, las manos, etc. Te ayudará a relajarte y a incrementar la concentración.

Tómate el tiempo para experimentar el momento presente de verdad. Dale tu atención por completo a cada una de las cosas que haces. Las distracciones de la tecnología crean un estado mental constantemente sobresaltado que actúa como puesta de entrada de estrés y negatividad.  Revisamos nuestros celulares con demasiada frecuencia.

Llevamos nuestras tablets o computadoras a todos lados aunque no las necesitemos. Pasamos nuestro tiempo libre frente a pantallas en lugar de disfrutarlo con nuestros seres amados.

Por ejemplo, cuando estás lavando los trastes, concretare realmente en el presente. Nota e lagua fresca, la sensación jabonosa y el sonido de los trastes. Mira cómo las burbujas se forman en los platos y la luz que refleja la espina. La paz que puedes experimentar de sumergirte en el momento presente te lleva a tener pensamientos más felices y un estado mental más relajado. Puedes aplicar esta técnica incluso en las actividades más mundanas.

Esta técnica de atención plena también puede aplicarse al mundo externo que te rodea. Tómate el tiempo de darte cuenta del aroma del aire, el color del pasto o las hojas de un árbol. Siente el calor del sol sobre tu piel, inhalando y exhalando lentamente mientras lo haces. Concentra tus pensamientos en los patrones y las texturas que te rodean. Examina con cuidado las grietas y diseños de tu vecindario. Cierra los ojos y escucha los sonidos que te llegan.  El sonido de los motores, el canto de las aves, las pisadas de las personas en el pavimento. Concéntrate por completo en el momento presente y deja que las preocupaciones se alejen de tu mente.

  1. Cambiar tu alimentación

La nutrición es un ingrediente esencial de la felicidad. Hay un montón de ingredientes y suplementos que puedes añadir lentamente a tu dieta. Está científicamente comprobado que mejoran tu estado de salud y que incrementan tus niveles de felicidad.

  • El calcio puede ayudar a regular las fluctuaciones del estado de ánimo. Lo encuentras en los lácteos y en un montón de hortalizas.
  • El hierro reduce la sensación de cansancio y ayuda a nivelar el estado de ánimo. Puede encontrarse en carnes y algunos granos. Además de en verduras.
  • El magnesio es necesario para que se genere la serotonina. Que es un químico en nuestro cerebro que se cree, genera felicidad. Puede encontrarse en almendras, espinacas y cacahuates.
  • El cromo incrementa los niveles de serotonina. Puede encontrarse en papas, brócoli, pavo y uvas.
  • El ácido fólico también puede aumentar los niveles de serotonina. Se encuentra en aguacates, espárragos y coles de Bruselas.
  • El omega 3 contribuye al peso de nuestros cerebros en un 18%. Se encuentra en el salmón, el brócoli y las espinacas.
  • La Vitamina B-6 reduce la depresión y mejora el sistema inmunológico. Puede encontrarse en carnes, pescados y cereales.
  • La vitamina B-12 reduce el cansancio y puede ayudar a regular los síntomas de la depresión. Se puede encontrar en quesos, carnes y pescados.
  • La Vitamina D puede regular el estado de ánimo y reduce el riesgo de padecer depresión. Se encuentra en huevos, hongos y leche.
  • El Zinc ayuda a tener un sistema inmunológico fuerte. Puede encontrarse en quesos, cerdo, semillas y crustáceos.
  1. Contratar un coach de vida

Ocasionalmente, las personas se encuentran luchando solas en su camino a la felicidad. ¿Cómo puedo ser feliz? Es una de las preguntas más comunes con las que se enfrentan los entrenadores de vida. Ellos ofrecen servicios maravillosos que tienen que ver con la atención plena, con las relaciones, con la concentración y demás aspectos de la vida. Pero en última instancia, es la felicidad lo que persiguen.

Muchas agencias ofrecen este servicio y te permiten ayudarte de un profesional en tu búsqueda  dela felicidad. Estos profesionales están entrenados para detectar y eliminar bloqueos emocionales, pensamientos negativos y sentimientos de tristeza.

Si tienes la oportunidad, invierte contratando los servicios de un coach de vida por una corta temporada. Verás que vale la pena.

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