Todos sabemos que el estrés es malo para nosotros. y aún muchos de nosotros lo vemos como un mérito. Decimos que queremos paz interior, pero si la vida se vuelve muy calmada, vamos a buscar nuestra próxima dosis de cortisol y epinefrina.
Es casi como si estar estresados nos hiciera sentir importantes, valiosos y útiles. Pero el problema más grande de ser un adicto al estrés es que puede destruir tu salud.
El cuerpo está equipado con mecanismos naturales de autoreparación de que pueden matar células cancerosas, matar infecciones, e incluso desacelerar el proceso de envejecimiento.
Pero estos mecanismos solo trabajan cuando el sistema nervioso está relajado. Cuando el cuerpo siente peligro inmediato (un grito del jefe o un tigre hambriento – ¡la parte de tu cerebro que controla el miedo no conoce la diferencia!), estos mecanismos de reparación se apagan para que puedas lidiar con la amenaza.
¿Y cómo sabes si eres un adicto al estrés? Aquí hay 10 señales de que has hecho que el cortisol sea tu droga.
Experimentas dolores de espalda y de cabeza
Cuando tus niveles de cortisol están altos por un periodo de tiempo largo, tus glándulas suprarrenales empiezan a vaciarse. Esto aumenta los niveles de prolactina, aumentando la sensibilidad del cuerpo a dolores, como dolores en la espalda y dolores musculares. Un exceso de cortisol también hipersensibiliza el cerebro al dolor, tanto que incluso la más mínima punzada puede excitar los nervios del cerebro, causando dolores de cabeza.
No estás durmiendo bien
Los niveles de cortisol deben bajar en la noche, para permitirle al cuerpo relajarse recargarse. Pero si tus niveles de cortisol están muy altos, podrías notar que incluso si has estado cansado todo el día, aún sientes energía en la noche. Entonces pasas la noche dando vueltas tratando de dormir, y vuelves a sentir cansancio el siguiente día.
Aún cuando duermes bien, sientes cansancio
Con el tiempo, los niveles altos de cortisol vacían las glándulas suprarrenales y te predisponen a la fatiga crónica. Así que si sientes que no puedes levantarte y seguir, probablemente estés muy estresado.
Estás aumentando de peso
Estás aumentando de peso, especialmente alrededor de tu abdomen, incluso si comes bien y te ejercitas. El cortisol tiende a engordarte en la mitad del cuerpo, incluso cuando estás haciéndolo todo “bien”.
Atrapas resfriado y otras infecciones fácilmente
El cortisol desactiva los mecanismos de auto reparación de tu cuerpo, lo cual significa que tu sistema inmune, el cual está perfectamente desarrollado por la naturaleza para mantenerte saludable, se apaga, dejándote vulnerable para cualquier enfermedad que encuentres.
Tienes antojos de comidas no saludables
El cortisol elevados niveles de azúcar en la sangre, poniéndote en riesgo de diabetes. Los niveles de glucosa altos luego aumentan tus niveles de insulina los cuales bajan tu azúcar en la sangre, y de repente sientes antojos muy fuertes de twinkies.
Tu apetito sexual se reduce mucho
Considera al cortisol como lo opuesto de la viagra. Cuando las hormonas del estrés está muy elevadas, las hormonas que inducen la libido como la testosterona se reducen, y apagan tu apetito sexual.
Sientes molestias intestinales
Tu sistema gastrointestinal es muy sensible a las hormonas del estrés como el cortisol. Puedes experimentar náuseas, reflujo gástrico, cólicos, diarrea estreñimiento como resultado de demasiadas hormonas del estrés.
Sientes ansiedad
El cortisol y la epinefrina pueden causar miedos, un estómago nervioso, sentimiento de pánico e incluso paranoia.
Te sientes triste
Los niveles altos de cortisol suprime la producción de serotonina, y cuando te des cuenta, estarás inundado de tristeza y melancolía.