La tragedia puede golpearnos en cualquier momento. Nuestras vidas son tan frágiles; cualquier cosa podría significar el fin. Pero es aún más trágico cuando le ocurre a alguien en el comienzo de su vida, una persona joven, que no merece que le suceda nada malo. Disfrutar de la vida en un instante y, al siguiente, ser arrebatada de su familia, es muy lamentable.
Pero esa es la magia de la vida, no sabemos cuándo va a ser nuestro último momento. Todos vivimos cada día como si nada fuera a suceder, pero cuando finalmente algo sucede, siempre nos toma por sorpresa. Eso es exactamente lo que le pasó a Mirranda Grace Lawson. Su familia estaba disfrutando del tiempo juntos en un momento y al instante siguiente estaban siendo arrastrados en un torbellino de tragedia y tristeza.
Cuando el tiempo se detiene
En el caso de Mirranda, fue algo tan minúsculo como un grano de palomita de maíz lo que cambió todo. Era un día fabuloso en el que la familia entera estaba en casa celebrando el cumpleaños de su madre, Alison. Ellos pasaban un día feliz, juntos, disfrutando de la compañía uno del otro, cuando la celebración estaba concluyendo y la tragedia impactó. Mirranda se encontraba en la sala de estar, con ojos inmensos, y ningún sonido procedía de ella. El tiempo pareció haberse detenido mientras la familia se quedó mirando horrorizada. Luego, ella cayó al suelo, su padre revisó su boca y no había nada, entonces él comenzó con la reanimación cardiopulmonar (RCP).
Algo en su tráquea
Cuando la ambulancia llegó al lugar, el corazón de Mirranda se había detenido. No había nada en su boca, pero evidentemente, algo se había alojado en la profundidad de su tráquea. En este caso, se trataba de un trozo de palomita de maíz que estaba bloqueando el aire. Los servicios médicos de emergencia consiguieron que el corazón de Mirranda bombeara una vez más. Pero la familia no tenía forma de saber qué tipo de daño se había producido. Ella fue transferida al hospital y se le puso un respirador artificial; su familia pensaba que ella se recuperaría.
Soporte vital
Poco tiempo después de que Mirranda fuera hospitalizada, el equipo realizó las pruebas de muerte cerebral y descubrió que su cuerpo aún estaba vivo, pero que la dulce niña se había ido. El hospital planeaba retirar el soporte vital a Mirranda, pero los Lawson lucharon duramente para darle más tiempo. Ellos terminaron llevando su lucha al sistema judicial de Virginia, rogando para que su hija tuviera alguna oportunidad, aunque fuera pequeña, para recuperarse de la tragedia.
Los Lawson pagaron una cuenta de treinta mil dólares para presentar la petición a la Corte Suprema Estatal. Sin embargo, el tiempo pasaba, y Mirranda permanecía con soporte vital. Fue cuidada por enfermeras y doctores que hicieron lo mejor para ella.
Morir en paz
Desafortunadamente, los tribunales nunca llegaron a tomar una decisión. La salud de Mirranda se deterioró, y falleció seis meses después del incidente. Es tan lamentable perder a alguien tan joven, y su familia nunca dejó de luchar por su oportunidad para recuperarse, pero parece que había muy poco que ellos pudieran hacer. Mirranda tuvo una vida breve, pero su familia nunca la olvidará. Esto simplemente muestra cuán frágil es la vida en realidad.