Cuando las cosas van bien y todo está balanceado en nuestras vidas, es fácil estar feliz. La verdadera prueba de felicidad viene cuando las cosas no salen como quisiéramos. Cuando la vida parece un poco frenética, a menudo tenemos que tomar una decisión consciente de ser feliz y negarnos a que el caos nos quite la sonrisa. Recuerda, la única persona que tiene el control total de tu felicidad eres tú. Estos son 8 hábitos de personas crónicamente infelices. Si te identificas con estos puntos, puede ser momento de empezar a enfocarte en las cosas positivas.
- Guardar rencor
Guardar rencor es como llevar un peso encima. Siempre está ahí, aunque lo hayas empujado hasta el fondo de tu mente. Guardar rencor no te dejará ser verdaderamente feliz. Mientras puede ser muy difícil de superar cuando alguien te hiere o te traiciona, trata de no dejar que tu mala experiencia perjudique tu futuro. Libérate de ese rencor que has estado guardando. Te sentirás más relajado y feliz.
- Ser crítico
El verdadero amor propio puede tomar años para desarrollar, pero sin esto, no podemos ser felices. Darse cuenta del valor propio contribuye mucho a la felicidad. Te permite sentirte más confiado y cómodo con el cuerpo que tienes. Esa confianza se le transmite a otros. De la misma manera, ser muy crítico de otras personas dice más de ti que de ellos. Alguien que está constantemente criticando a los demás no puede estar verdaderamente feliz consigo mismo. Es importante respetar que todos son diferentes, y eso está bien.
- Adicción
Las personas infelices normalmente buscan algo que los haga olvidar sus tristezas o molestias. Depender del alcohol, drogas, apuestas, u otros vicios para cubrir lo que estás sintiendo solo te hará sentir peor. Trata de encontrar un desahogo positivo. Pintar, escribir, música… Encuentra una manera de expresarte que no te cause daño.
- Quejarse constantemente
Las personas felices saben que quejarse no les hace bien. Si quieren que las cosas cambien, necesitan actuar, no quejarse sobre eso. Las personas que están quejándose constantemente irradian una energía negativa que afecta a todos los que tienen a su alrededor. En vez de enfocarte en lo injusta o terrible que parezca una situación, trata de convertirla en algo positivo.
- Estar lleno de arrepentimiento
Las investigaciones muestran que los pensamientos negativos repetitivos sobre decisiones tomadas en el pasado pueden causar estrés crónico y depresión. Todos deseamos haber hecho o dicho algo de manera diferente de vez en cuando, pero el pasado es pasado. Obsesionarse con un error no cambiará lo que pasó, solo perjudicará tu futuro. Aprende de tus errores, decide qué harías en el futuro si la situación ocurriera de nuevo, y olvídate de eso.
- Chismear
Alguien que chismea demuestra inseguridad e infelicidad. Cuando alguien no está satisfecho con su propia vida, se enfoca en las vidas de los demás, tratando de encontrar las cosas más negativas que decir de otras personas, para hacerse sentir mejor. A una persona feliz y confiada no le hace falta chismear. Si estás verdaderamente feliz, te enfocas en las cosas positivas de tu propia vida, en vez de querer abatir a los demás.
- Preocuparse por el futuro
Ahorrar dinero o tener metas y planes para el futuro es una cosa, pero una vida de constante preocupación sobre lo que puede o no pasar solo evitará que seas feliz. El futuro puede ser aterrador, pero ten suficiente fe en ti mismo para saber que puedes manejar una situación cuando suceda. Trabaja duro, sé amable, apunta alto, y el resto vendrá solo.
- Agrandar los problemas
Cuando una situación desfavorable ocurre, una persona infeliz casi siempre la hará peor. Tienden a sobreactuar, exagerar las cosas y ver las cosas de manera negativa en vez de encontrar una manera de arreglar lo que salió mal. Todos encontramos cosas que preferiríamos que no pasaran. La diferencia entre una persona feliz y una infeliz es cómo manejan una situación difícil. Toma un paso hacia atrás, respira profundo, ¡y busca una solución!