La leche, es de las únicas bebidas que aún se promueve como buen alimento para la salud para los niños, cuando es todo lo contrario (excepto claro en lactantes), un alimento que produce enfermedades. Tomar la leche pasteurizada no es muy bueno para los huesos como nos ha hecho pensar la industria de los lácteos. De hecho, ese pare un muy buen cuento de hadas de que la leche le hace bien al cuerpo está siendo desacreditado frecuentemente por científicos e investigadores que trabajan independientes ya se han cansado de la propaganda.
Según un estudio a gran escala realizado con miles de habitantes de Suecia, la leche de vaca tiene un efecto deteriorante en la salud cuando se consume con mucha frecuencia. La investigación fue publicada por el Diario Médico Británico (BMJ, por sus siglas en inglés).
El estudio, que registró a 61433 mujeres en edades entre 39 y 74 por 20 años, y 45339 hombres de edad similar por 11 años, concluyó que mientras más leche de vaca consumía la gente, eran más propensos a morir o a presentar fracturas durante el tiempo que duró el estudio.
Los riesgos fueron más pronunciados para las mujeres, un grupo al que normalmente se le recomienda tomar leche para evitar las fracturas a consecuencia de la osteoporosis.
Las mujeres que dijeron haber tomado 3 o más vasos de leche al día tenían casi el doble de probabilidad de morir durante el periodo del estudio que aquellas personas que solo tomaban uno. Un vaso está definido como una porción de 200 mililitros. También presentaron 16% mayor probabilidad de padecer fracturas en cualquier lugar del cuerpo.
¿Por qué la leche causa osteoporosis y fracturas en los huesos?
La industria de los lácteos ha trabajado mucho en los últimos 50 años para convencer a la gente de que los productos lácteos pasteurizados como la leche o el queso aumentan los niveles biodisponibles de calcio. Esto es completamente falso. El proceso de pasteurización solamente crea carbonato de calcio, que no tiene manera de entrar a las células sin un agente quelante. Así que lo que hace el cuerpo es absorber el calcio de los huesos y otros tejidos para aumentar el nivel de carbonato de calcio en la sangre. Este proceso causa la osteoporosis.
Los lácteos pasteurizados contienen muy poco del magnesio necesario para poder absorber el calcio. La mayoría está de acuerdo en que es preferible una proporción de 2 a 1 entre calcio y magnesio es lo mínimo y es preferible 1 a 1. La leche, que contiene una proporción de calcio y magnesio de 10 a 1, tiene un problema. Puedes consumir 1200mg de calcio, pero con suerte podrás absorber la tercera parte de eso en tu sistema.
Más de 99% del calcio del cuerpo está en el esqueleto, en el cual proporciona la rigidez mecánica. Los lácteos pasteurizados provocan una absorción de calcio menor a la normal y el esqueleto se utiliza como una reserva para cubrir esa necesidad. El uso a largo plazo del calcio del esqueleto para cubrir estas necesidades conduce a la osteoporosis.
Desde el nacimiento se alienta a consumir lácteos a los americanos y por eso tienen uno de los mayores riesgos de osteoporosis en el mundo. De hecho, los habitantes de los Estados Unidos, Canadá, Suecia, Australia y Nueva Zelanda tienen las mayores tasas de osteoporosis.
La prueba para la pasteurización se llama prueba de la fosfatasa alcalina. Cuando la leche ha sido calentada a 165° o más (más para la leche UHT) y la pasteurización termina, la enzima fosfatasa ha sido destruida al 100%. Adivina, ¡esa es la enzima crítica para la absorción de minerales como el calcio! La fosfatasa es la tercera enzima más abundante en la leche cruda y los que beben leche cruda tienen una mejor densidad ósea. Muchos estudios afirman que se presenta una densidad ósea mayor y huesos más grandes en animales y humanos que consumen leche cruda en vez de pasteurizada.
El mensaje diciendo que el estrógeno produce huesos resistentes a fracturas (y que evita la osteoporosis) ha sido martillado en la mente de las mujeres por 4 décadas por la industria farmacéutica, que vende fórmulas de TRH como Premarin y Prempro. La comida también aumenta los niveles de estrógeno en el cuerpo, y los lácteos son responsables del 60 o 70% del estrógeno que proviene de la comida. La mayor fuente de estrógeno es la práctica de las granjas modernas de ordeñar vacas continuamente durante su embarazo. Mientras progresa la gestación, el contenido de estrógeno aumenta de 15 pg/ml a 1000 pg/ml.
El Concejo Nacional de los Lácteos quiere que creas “no hay evidencia de que los alimentos ricos en proteínas como los lácteos impactan negativamente en el balance de calcio o salud de los huesos”. Pero estas personas saben que eso no es cierto y también dicen “una dieta con exceso de proteínas, especialmente las purificadas, incrementa la excreción urinaria del calcio. Este calcio tiene el potencial de causar un balance de calcio negativo, causando pérdida ósea y osteoporosis. Estos efectos se le atribuyen a una carga de ácido endógeno creada por el metabolismo de la proteína, que requiere neutralización con sales alcalinas de calcio de los huesos.”
Mientras más leche consumes, hay más moléculas inflamatorias
La explicación más probable de los efectos negativos de la leche son la inflamación perjudicial causada por la galactosa, un producto derivado de la lactosa, la principal azúcar de la leche. En un grupo separado de personas, el equipo descubrió que mientras más leche se bebe, más moléculas inflamatorias se hacen presentes en la orina.
Además, las mujeres que reportaron consumir mucho queso y yogur tuvieron una probabilidad más baja de fracturas o muerte durante el estudio que las mujeres que consumían pequeñas cantidades de productos lácteos. Esto respalda la hipótesis de la inflamación porque el yogur y el queso contienen mucha menos lactosa y galactosa que la leche.
Combustible para el cáncer
De las más de 60 hormonas que hay, una es la poderosa hormona de crecimiento llamada Insulina, el factor de crecimiento 1 (IGF-1). Por casualidad de la naturaleza, es idéntico en vacas y humanos.
Los alimentos que consumes pueden influir en cuánto IFG-1 circula en la sangre. Las dietas altas en calorías o proteínas animales tienden a aumentar el IGF-1, y preocupantemente, esto parece originarse de la leche.
Considera esta hormona como una “célula combustible” para cualquier tipo de cáncer… (el mundo médico dice que IGF-1 es un factor clave en el crecimiento y proliferación de los cáncer de mama, próstata y cólon, y sospechamos que también afecte los demás tipos de cáncer). El IGF-1 es una parte normal de toda la leche… ¡Se supone que el recién nacido crezca rápido! Lo que hace que el 50% de los consumidores obesos norteamericanos piensen que necesitan ¿MÁS crecimiento? Los consumidores no piensan nada sobre esto porque no tienen idea del problema, y tampoco la mayoría de nuestros médicos.
Los estudios financiados por la industria de los lácteos muestran un aumento de 10% en los niveles de IGF-1 en las chicas adolescentes a partir de medio litro diario y el mismo aumento para mujeres que ya han pasado la menopausia a partir de 3 porciones por día de leche sin grasa o leche al 1%.
El IGF-1 promueve un crecimiento indeseado también, como el desarrollo cancerígeno y envejecimiento acelerado. El IGF-1 es uno de los promotores más poderosos del desarrollo del cáncer que se hayan descubierto. La sobre-estimulación del crecimiento por IGF-1 causa el envejecimiento prematuro también, y reducir los niveles de IGF-1 es “anti-envejecimiento”.
Un análisis publicado por el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer y el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer demostró en 1997 que el riesgo de cáncer va paralelo al consumo de leche según numerosos estudios.
La pasteurización oculta la leche de muy mala calidad y ayuda a destruir nutrientes y enzimas
¿Por qué los humanos todavía consumen leche? Porque creen que es segura gracias a la pasteurización. Sin embargo, el calor destruye un gran número de bacterias de la leche y ayuda a ocultar la prueba de suciedad, pus, y prácticas sucias de ordeñado. Es más barato producir leche sucia y matar las bacterias con calor, que mantener un ordeñado limpio y mantener vacas saludables. Para combatir el incremento de patógenos la leche pasa por procesos de clarificación, filtrado, bactofugación y desoxigenación. Cada uno de estos tratamientos usa calor entre los 100 y 175 grados Fahrenheit. Los lácteos pasan por varios tratamientos de calor para ocultar sus condiciones sanitarias inferiores: la leche llena de pus, estiércol y suciedad. Consumer Reports descubrió que 44% de 125 muestras de leche pasteurizada contenían hasta 2200 organismos por centímetro cúbico (bacterias fecales, coliformes).
La pasteurización también destruye la vitamina C, y perjudica las vitaminas B solubles en agua, disminuyendo el valor nutricional de la leche. El calcio y otros minerales desaparecen en la pasteurización. La reacción Maillard, una reacción química entre proteínas y azúcares, ocurre a temperaturas más altas y causa oscurecimiento, decolorando la leche.
Las enzimas de la leche, proteínas, anticuerpos y hormonas beneficiosas son matadas durante la pasteurización resultando en leche inerte. Las enzimas de la leche ayudan a digerir la lactosa, y tanto enzimas como proteínas ayudan a absorber vitaminas. Las enzimas protectoras que hay en la leche se desactivan, haciéndola más susceptible a podrirse.
En general, la leche pasteurizada no es una bebida que pueda ser recomendada para mantener o mejorar la salud. No tiene un valor nutricional significativo y hay más riesgo al consumirla que al no consumirla. Hay muchas alternativas como la leche de coco, leche de nueces (almendras por ejemplo) y el cáñamo que superan por mucho a la leche de vaca en términos de nutrición y propiedades beneficiosas para la salud.
La prueba de la fosfatasa alcalina se hace en torno a los 65 grados centígrados para inactivar la enzima, no a 165 grados, esa temperatura es incluso superior a la usada para el tratamiento UHT, y los 65 grados se deben a que se quiere eliminar al microorganismo patógeno más resistente que puede afectar a los lácteos, que es la tuberculosis.