Él era un vagabundo, igual que muchos otros. Se ha estimado que más de medio millón de personas sufren de la falta de un techo, tan sólo en nuestro país. Para muchos de ellos, es extremadamente difícil escapar de esta situación. Un 83% de los vagabundos padecen alguna enfermedad mental. La mayoría morirá incluso treinta años antes que el promedio de las personas.
Hace trece años, el ciudadano Americano Kalil Rafati no tenía hogar y era un adicto a la heroína. Viviendo en las calles de los ángeles, pesaba sólo cuarenta kilos y su piel estaba cubierta con úlceras.
Sin embargo, su inspiradora historia –Ahora detallada en su libro “Olvidé morir” –nos muestra cómo se las ingenió para darle un giro radical a su vida y convertirse en el dueño del famoso bar de jugos SunLife Organics.
Originalmente. Kalil se había mudado a Los Ángeles en 1990 para iniciar un negocio de compra y venta de autos.
La vida de Rafati comenzó a toma un giro peligroso después de que comenzara a vender drogas.
Su nuevo oficio eventualmente lo llevó a probar la heroína. Desde ese momento, se convirtió en un adicto.
Rafati casi muere en el 2001, cuando intencionalmente se administró una sobre dosis de heroína en una fiesta en su casa en Malibú.
Dos años después, luego de una condena en la cárcel de Los Angeles, ya estaba viviendo en las calles. “llegué al fondo de los fondos” dice. “ Ya no había para dónde cavar, todas mis palas estaban rotas, so era todo”.
Sin embargo, en el punto más bajo, Rafati comenzó a dedicarse a la sobriedad y a llevar su vida a un mejor lugar.
Después de desintoxicarse completamente, fundó el “Riviera Recovery”, una estancia de transición provisional para adictos a las drogas y alcohólicos, pero el momento que realmente cambió las cosas fue cuando un amigo lo introdujo a los jugos y las bondades de las súper comidas.
Comenzó a hacer sus propios smoothies y a venderlos a sus pacientes.
“Significó rejuvenecimiento y fuerza para los pacientes” Comenta en una entrevista para el new york times “y les proporciona mucha de la fuerza que necesitan”
“La recuperación hacia la sobriedad es muy difícil, especialmente cuando has recorrido un largo camino con las drogas duras”
Pero sus smoothies no sólo fueron bien recibidos por sus pacientes, eran tan deliciosos que los residentes de todo malibú comenzaron a comprarlos también.
“Muchos extranjeros venían Riviera Recovery sólo para disfrutar uno de mis smoothies”, dijo. “se volvió un poco vergonzoso por que muchas de estas personas no eran parte del programa de recuperación de la asociación”,
Entonces, Kalil decidió abrir su primer bar de jugo: SunLife Organics, y se ha extendido, convirtiéndose en una franquicia que tiene seis diferentes sucursales en Los Angeles.
De vivir en las calles, Rafati es ahora un millonario gracias a su franquicia. Pero nunca ha olvidado su pasado. Y para el servicio en sus tiendas contrata personas que se encuentran en proceso de desintoxicarse. Les ofrece la ayuda que él estuvo buscando trece años antes.
“Desde el principio él ha estado intentando que mi vida sea mejor”. dice su amiga, adicta a la oxicotina antes de mudarse a la ciudad. “Nos presiona muy duro en la manera en la que lo haría un padre amoroso.”
La misión de la marca de Rafati es muy simple: Amar e inspirar.
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