«Una madre es aquella que puede tomar el lugar de todos los demás, pero nadie más puede tomar su lugar», escribió el Cardenal Mermillod.
Es imposible sobrevalorar el impacto que el amor de una madre puede tener en sus hijos. En mil maneras, ese amor es lo que los hace ser quienes son. ¿Eres lo suficientemente afortunado para tener una madre fuerte, o para ser una?
SI ES ASÍ, PROBABLEMENTE RECONOCERÁS ESTAS DIEZ LECCIONES:
1. LA FELICIDAD NO ES ALGO QUE DEBAMOS ENCONTRAR. ES ALGO QUE DEBEMOS CREAR.
Una vida feliz no construye a sí misma. Requiere de mucho esfuerzo y perseverancia. Hace falta tener el coraje para encontrar lo bueno en las situaciones más desesperanzadoras. Una hija que observa a su madre construir una vida feliz tendrá el modelo adecuado para crear su propia felicidad en el futuro.
2. ES ACEPTABLE APOYARSE EN OTROS.
Una madre fuerte nunca hace que su hija se sienta mal por necesitar ayuda. Esto le permitirá convertirse en un adulto que no tendrá miedo de pedir apoyo. Todos necesitamos ayuda alguna vez. No hay vergüenza en ser humano.
3. LE ENSEÑAN CÓMO CRIAR CON AMABILIDAD Y CONSISTENCIA.
Los niños aprenden con el ejemplo, y es sorprendente lo que absorben sin intentarlo conscientemente.Por esta razón, la mayoría de nosotros tenemos la inclinación natural a repetir las tácticas de crianza de nuestras madres cuando somos adultos. Una madre fuerte puede tener la confianza, de que cuando esto ocurra, será un empujón útil a la dirección correcta, en lugar de un mal instinto contra el que su hija tenga que luchar.
4. TENER FE. TODO ESTARÁ BIEN AL FINAL.
Una hija que observa que su madre reacciona a las adversidades con paciencia y fé aprende a hacer lo mismo. Una madre fuerte le da a su hija algo en que apoyarse- religión, filosofía, espiritualidad, o un simple sentimiento de confianza en el universo- y la enseña a usarlo.
5. OLVIDAR «LO QUE PUDO SER».
Si fuese importante, entonces sería «lo que es». Las madres fuertes enseñan a sus hijas a encontrar la felicidad en el presente, en lugar de anhelar posibilidades perdidas.
6. SER MUJER NO ES FÁCIL.
Nuestro mundo es injusto con las mujeres en miles de maneras. Una madre fuerte enseña a su hija cómo manejar los desafíos de ser mujer con dignidad, gracia e integridad. Más importante aún, le enseña a sus hijos a ser la clase de hombres que valoran y respetan a las mujeres.
7. LA FUERZA Y LA SUAVIDAD PUEDEN- Y DEBEN- COEXISTIR.
La inteligencia emocional y la capacidad de empatía de la mujer no es una debilidad. Es una fortaleza. No niega su capacidad para hacer frente a los retos y superar los obstáculos. De hecho, los realza.
8. LA PERSONA MÁS IMPORTANTE CON LA QUE PUEDES CONSTRUIR UNA RELACIÓN ES CONTIGO MISMO.
Las mujeres fuertes tienen como prioridad amarse a sí mismas. Este es un trabajo duro. El mundo hace que no sea fácil. Sin embargo, una madre fuerte nota que no sólo lo hace por ella misma. Está enseñando a su hija a hacer lo mismo.
9. TÚ ERES SUFICIENTE.
Una madre fuerte se da cuenta que su hija no necesita un hombre para ser completa. Con ella basta, tal y como es. El amor es maravilloso, pero se puede encontrar en un millón de lugares que no implican matrimonio.
10. EL AMOR INCONDICIONAL ES REAL, Y ES PODEROSO.
Esto sólo se puede enseñar con el ejemplo. Cuando una madre ama a sus hijos sin condiciones, les da el regalo más valioso del mundo.
«Mi madre quería que fuese sus alas, para que volara como ella nunca tuvo el valor de hacerlo. La amo por eso. Me encanta el hecho de que quería dar a luz a sus propias alas «, explica Erica Jong. Una madre verdaderamente fuerte le da la fuerza a su hija, esa que ella misma, nunca pensó posible. Levanta a una mujer que puede volar más alto de lo que jamás podría. Se convierte en su mayor alegría verla despegar.