El guetto había sido construido en 1940. unos cuantos bloques amurallados que abarcaban 1.3 millas cuadradas, en las que estaban encerrados más de 400.000 judíos, muchos de ellos niños. De éstos, unos 254.000 fueron enviados a Treblinka. En cuanto al resto, se les negó la comida y la atención médica para que murieran lentamente. Sin embargo, los alemanes estaban aterrorizados por algunas enfermedades, especialmente el tifus. Para minimizar su brote, permitieron a los trabajadores sociales monitorear la situación.
El trabajo de Irena Sendlerowa era revisar la higiene, pero no pudo evitar portar una estrella de David en el brazo para molestar a los guardias y para demostrar solidaridad con los judíos.
También llevó con ella un perro, uno especialmente entrenado para ladrar cuando se le ordenaba.
Una vez adentro, ella y otros colegas hicieron lo que pudieron para convencer a los padres de dejar a sus bebés y a sus niños pequeños en sus manos. Entonces, los deslizaban fuera del guetto en sacos, bolsas médicas, ambulancias y carros. A menudo iban sedados, ya que Sendlerowa no tomaba riesgos.
Cuando los niños se despertaban y comenzaban a llorar, el perro comenzaba a ladrar fuertemente, para que los guardias no pudieran escuchar los sollozos. Para explicar el hecho de estar sacando niños mayores, se les decía a los guardias que estaban muertos y eran extraídos para investigación médica.
Ella hizo esto todos los días. Grabó los nombres y los detalles de cada niño, esperando que un día pudieran reunirse con sus padres.
Estos nombres fueron puestos en una lata y enterrados a los pies de un árbol justo al lado de las barracas alemanas. A cada niño se le asignó una identidad falsa y fue mandado a un hogar católico, a un convento o a una iglesia. Los niños mayores eran aleccionados en las oraciones cristianas y en cómo comportarse en un ambiente católico, para no despertar sospechas. .
Claro que algo así no podía durar mucho. El 20 de Octubre de 1943, alguien la delató con la Gestapo. Sendlerowa fue arrestada e interrogada, pero se negó a delatar a sus colaboradores o a dar detalles que ayudaran a rastrear a los niños.
Así que la torturaron. Cuando eso falló, le rompieron las piernas y los pies.
Sin embargo, ella no reveló nada. Así que ordenaron ejecutarla. Pero sus compañeros sobornaron a los guardias, y ella pudo escapar y esconderse por un tiempo. Reponiéndose rápidamente, regresó Varsovia bajo una falsa identidad y trabajó como enfermera en un hospital público, donde se las arregló para esconder a cinco niños judíos más.
Después de la guerra, Polonia se volvió comunista, así que Sendlerowa fue arrestada en 1948 por sus conexiones con la “Home Army”, que se negaba a aceptar el régimen comunista. Este arresto causó que diera a luz de manera prematura al hijo del cual estaba embarazada. Eventualmente fue liberada bajo condición de unirse al partido comunista. Pero realmente nunca dejaron de considerarla sospechosa.
Cuando Israel reconoció sus hazañas en 1965, Polonia se negó a dejarla ir a recibir su presea
. Sólo la dejaron hacerlo hasta 1983. Su hijo Andrzej murió el 23 de septiembre de 1999. El mismo día que los estudiantes en una preparatoria de Kansas encontraron un pequeño reportaje sobre su vida.
No había demasiada información. Pero los estudiantes estaban fascinados. Buscaron más información y realizaron una obra basada en su historia llamada “la vida en una lata”. Entonces, en febrero del año 2000, descubrieron que aún estaba viva. Así que le hicieron llegar un manuscrito traducido de su obra.
En diciembre del 2003, el gobierno polaco finalmente le otorgó la orden del águila blanca, la presea más elevada que un civil puede conseguir en ese país.
En el año 2007, fue nominada para el premio nobel, sin embargo este fue concedido a Al Gore por su trabajo con el cambio climático.
La vida de Irena ha sido una inspiración para miles de personas en el mundo.
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