10 cosas que puedes hacer cuando crees que odias tu vida


“Cuando estés en un lugar estrecho y todo esté en tu contra, e incluso parezca que no pudieras aguantar un minuto más, no te des por vencido, porque justo en ese momento y lugar la marea empezará a cambiar.»

Harriet Beecher Stowe

“No son las estrellas las que marcan nuestro destino, somos nosotros mismos.”
William Shakespeare

Aceptémoslo. La vida no siempre es genial. A veces ni siquiera es buena.

Cuando has tenido una cadena obstáculos, mala suerte, o las cosas no estén yendo a tu manera (aunque estés dando lo mejor de ti) puede que sientas que simple y llanamente tu vida apesta.

Creo que todos hemos tenido días, incluso periodos mucho más largos, como semanas o meses, en los que pensamos que nuestra vida apesta bastante, como si estuviéramos atrapados debajo de una de esas nubes de mala suerte. ¿Qué podemos hacer cuando esto ocurre?

Por suerte, siempre hay algo que podemos hacer para mejorar las cosas. Es cuestión de dejar de lamentarnos, aceptar la responsabilidad de nuestra propia vida y comenzar a hacer cosas distintas. Aquí hay 10 acciones que puedes emprender cuando sientes que tu vida no es como te gustaría:

1.- Es normal sentirnos frustrados a veces, pero hay que aprender a manejar la frustración para no estancarnos.

Cuando las cosas no salen como quieres, es muy normal que a veces sientas gran cantidad de frustración. Eso es natural y está bien. Así que en lugar de tratar de deshacerte de esas emociones, hay que aceptarlas y procesarlas. Pero también es importante aprender a no atorarnos en ellas, porque nos quitan demasiado tiempo y energía.

Una estrategia tal vez muy útil para reducir la frustración y seguir avanzando es detener en seco los pensamientos negativos que se enfocan en el pasado y en el rencor, así como aquellos que se centran en un futuro que nos genera incertidumbre, para poder reconectarnos con el aquí y el ahora.

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Dos de mis maneras favoritas de hacerlo son:

  • Concentrarme en mi respiración. Me siento tranquilamente con los ojos cerrados y me concentro en el aire que entra y sale de mi nariz. Lo hago de forma ininterrumpida durante al menos tres minutos, mientras me aseguro de respirar de manera profunda, pausada y sostenida desde mi vientre hasta mi pecho.
  • Concentrarme en lo que está a mi alrededor. Detenernos un momento a observar conscientemente todo lo que nos rodea es una buena forma de conectar con el presente. Las personas que pasan a tu lado en la calle, una gota de agua resbalándose por una ventana, el calor que emite el radiador, etcétera. Todas estas cosas pueden acaparar tu atención por completo y funcionan como una manera de vaciarte anímicamente de toda esa negatividad y comenzar desde cero.

Cualquiera de estas dos técnicas puede ayudarte a despejar un poco la mente de pensamientos negativos y dejar espacio para volver a pensar con claridad.

2.- Agradece las cosas simples que ya das por sentadas

Normalmente, estamos rodeados de comodidades y facilidades que por ser tan cotidianas ya damos por sentado. Sin embargo, es necesario concentrarnos en lo muy afortunados que somos en comparación con otras personas, de tal manera que nos demos cuenta de las muchas oportunidades que tenemos y usarlas a nuestro favor.

Algunas veces es fácil caer en la tentación de sentir lástima por nosotros mismos o de ponernos en un plan de víctimas, eso es porque no estamos logrando ver lo afortunados que somos en otros aspectos. Al igual que con los pensamientos negativos, hay que identificar y detener las ideas de autocompasión y remplazarlas por otras que nos hagan ver lo afortunados que somos en realidad.

Así que piensa al menos tres cosas de las que puedas sentirte agradecido en la vida. Te darás cuenta de que tienes muchas cosas que para ti son básicas y no pones en duda, pero que para miles de personas en el mundo son sólo un sueño inalcanzable, por ejemplo:

  • Un techo sobre mi cabeza y un hogar caliente.
  • Mucha agua potable.
  • No tengo que pasar hambre.
  • Los placeres sencillos de la vida, como poder ver un atardecer o poder dar un paseo.
  • Mi familia y amigos.

3.- Preocúpate más en el cómo que en el por qué

Procesar lo que ocurrió y pensar en cómo te hace sentir es sin duda importante. Pero en lugar de tomar la ruta de siempre y hundirte en los “porqués” de tu situación negativa el 80% del tiempo y buscar una solución el 20%, deberías intercambiar esos porcentajes.

Dedicar la mayor parte de tu tiempo encontrando los prácticos y pequeños pasos que puedes dar para hacer que las cosas vayan mejor es mucho más útil que lamentarse. Al hacerlo y crear un plan de acción, te sentirás mucho más confiado y menos sofocado y paralizado, pues estarás yendo hacia delante de nuevo.

4.- Recuerda que los problemas son pasajeros y que mañana será un nuevo día

Sólo porque este día o la semana pasada no fueron buenos, no significa que mañana no será un nuevo día lleno de nuevas oportunidades, una ocasión para comenzar de cero.

No podemos estancarnos en las dificultades ni verlas como algo más de lo que realmente son: cuestiones transitorias que está en nuestras manos mejorar. Pero para eso debemos dejar de lamentarnos y en verdad responsabilizarnos de nuestras acciones.

5.- Analiza lo que sí está yendo bien en tu vida

Es muy fácil atorarse en el pensamiento negativo cuando empiezas a pensar que las cosas llevan mucho tiempo saliéndote mal. Pero no olvides que sí hay cosas que están saliéndote bien en la vida. Incluso pueden ser pequeñas cosas que no has notado.

Cuando estoy teniendo numerosas dificultades, me hago esa pregunta, lo cual me ayuda bastante a abrir mi mente y a no concentrarme sólo en lo que está mal. Al abrir mi mente puedo reconocer que muchas cuestiones vitales e importantes para mí están saliendo bien. Puede tratarse de amistades, relaciones familiares, rutinas de ejercicio, etcétera.

6.- Las dificultades pueden ser muy útiles si lo permites

Sé que esto puede sonar definitivamente como un cliché y, cuando estoy pasando por momentos difíciles, tampoco es lo que más me gusta escuchar. Pero al mismo tiempo debo admitir que frecuentemente es verdad.

Y es importante que tengamos la capacidad de recordar esto, porque reduce el dolor que las dificultades nos hacen sentir y nos hace comprender que saldremos más fortalecidos y sabios de ellas. Una forma muy común de mirar los errores, equivocaciones y obstáculos en tu camino es como algo negativo y como cosas que deben evitarse. Sin embargo, tratar de esquivarlas a toda costa por lo general nos lleva a una parálisis que nos impide emprender algún tipo de acción.

Además, los errores y las equivocaciones en la vida pueden ser tremendamente útiles si lo permites. Así que antes de empezar a lamentarte, pregúntate:

  • ¿Qué estoy aprendiendo de esta situación?
  • ¿Cómo puedo cambiar las cosas para evitar cometer los mismos errores en el futuro?

Estas preguntas me han ayudado mucho para mejorar la forma en que hago las cosas y para evitar repetir los mismos errores una y otra vez.

7.- Recuerda que está bien tener un día malo de vez en cuando

Algunas veces un mal día es simplemente un mal día, incluso si estás poniendo en práctica algunas de estas estrategias; porque no importa lo que hagas, la vida nunca será perfecta, maravillosa o pacífica todo el tiempo. Va a tener sus altibajos, aun si adoptas un montón de hábitos positivos. ¿Y sabes qué? Está bien. Es parte de la vida.

Si aceptas de verdad que la vida es así de vez en cuando y dejas de buscar un sueño de perfección, entonces tu experiencia se volverá más luminosa y simple; estarás menos estresado y serás capaz de ver las cosas de manera más constructiva. Además de poder manejar ese mal día como lo que es: un mal día.

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8.- Exprésate

Guardarse las cosas y no expresarlas, aunque sea en forma de catarsis, sólo logra que se vayan acumulando y que un montón de pequeñas dificultades perfectamente manejables por sí mismas se conviertan en una montaña de problemas enmarañados que nos aplastan anímicamente. No te guardes las cosas, siempre puedes:

  • Hablar con alguna persona cercana que te comprenda. Quizá lo único que necesites es un oído atento que te ayude idear la solución del problema mientras te escucha pacientemente. Algunas veces, solamente hablar nos quita la mitad de la carga emocional.
  • Escribe sobre ello en un diario. El simple hecho de dejar salir tus pensamientos, preocupaciones y emociones en el papel o en la computadora, te ayuda a comprenderlos y a darles una forma menos compleja y más manejable.

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9.- Ejercítate

Cuando las cosas van mal y no puedes salir de un estado mental y anímico negativo, es momento de tomar otra ruta. Así que deja de sobrecargar tu mente y comienza a usar tu cuerpo.

  • Da un paseo en algún sendero lejos de la ciudad.
  • Juega fútbol o basquetbol con amigos.
  • Inscríbete a un gimnasio y comienza a despejarte haciendo algo de ejercicio.

Quizá no sean acciones que por sí mismas solucionen el problema, pero te ayudarán a despejar la mente para pensar de manera más objetiva, porque tendrás menos presiones internas y una renovada claridad mental y energía. He comprobado que esto hace una gran diferencia al momento de cambiar mi perspectiva y comenzar a salir de una situación negativa.

10.- Siempre está más oscuro antes del amanecer

Este pensamiento me ayuda a animarme un poco cuando las cosas han ido mal durante bastante tiempo y para mantenerme en mi camino cuando mi motivación para todo comienza a flaquear.

¿Por qué? Porque siempre compruebo que es verdad.

Cuando las cosas parecen estar en su peor momento es cuando las mejoras siempre ocurren. Algunas veces eso se debe a que llegar al punto más bajo de una situación no te deja otra salida más que levantarte y seguir peleando.

Todos llegaremos a un punto de nuestra vida en el cual nos preguntaremos sobre el sentido de la misma y llegaremos a envidiar la situación de otras personas. Pero mientras seamos conscientes de que somos dueños de nuestro propio destino, e inmensamente afortunados en comparación con otros, siempre saldremos victoriosos de cualquier dificultad.

 

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